martes, 2 de junio de 2009

María del silencio.
María de la espera.
María de la receptividad.
María del cuidado.
María de la atención.
María de la búsqueda.
María de la compasión.
María de la quietud.
María del dolor.
María de la oración.
María de la ternura.
María de la solicitud.
María de la añoranza.
María de la plenitud.
María de la confianza.
María de la luz.
María de la tierra.
María de la intercesión.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra:


Sólo te invoco con estas humildes líneas porque no hay palabra en ningún idioma, que encierre por sí misma, profunda y bellamente la dimensión tierna de tu ser. Sólo dos letras te caracterizan y Dios no quiso que se necesitaran más de ellas para significar lo que representas: ¡¡¡SI!!!
Esta fue tu respuesta cuando el Espíritu Santo te cubrió con su sombra. Danos esa disponibilidad para aceptar en cualquier circunstancia el amor incondicional de Dios. Danos tu misma confianza para desear y esperar al divino Espíritu del Señor.
¡María!
Hoy te necesito más que nunca. Tú lo sabes.
Ruega e intercede ante Jesús por mí y mis seres queridos. Confío en tí porque sé que oyes y cuidas con especial esmero a cada uno de tus hijos.
¡María!
Gracias.

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