martes, 31 de julio de 2012

Consuelo

Hijo, cree en mis palabras: Yo te consolaré. Te sostendré con mi dulce mano y afirmaré tus pasos. Cuando sientas que todo está derrumbándose, cuando la desesperanza se abra camino en tu horizonte, cuando la oscuridad haga remolinos para que la soledad sea tu compañera, vuelvo a decirte con fuerza: Yo te consolaré! Ven entonces a visitar mis prados, allí encontrarás la hierba verde del descanso y el agua clara y cristalina del susurro de mi Espíritu. El te confortará, para que recobres la esperanza y tu mirada perciba el surco brillante que aventará el peso del dolor. Confía, cree y espera. No estás solo, porque en ningún momento he dejado de estar a tu lado. ¿qué necesitas hoy de mí? ¿qué problema no puedes resolver? ¿por quién de tus seres queridos quieres interceder? Deja de llorar, deja por un instante tus lamentos a un lado y mírame! Mírame y no digas una sola palabra. Mírame fijamente con los ojos de tu corazón. Permite a tus sentimientos que liberen la angustia y simplemente óyeme. Esparciré a tus pies pétalos de rosa para que tu caminar sea liviano. Te ayudaré a llevar la pesada carga, la pondré sobre mis hombros y marcharé contigo hasta donde sea necesario. Ven conmigo, no temas. Hablaré a los árboles para que sus ramas se abran imperceptiblemente y dejen atravesar el tenue brillo del sol que te conducirá a la claridad de un mañana más venturoso. Sí, mañana será un nuevo comienzo. Paso a paso seré tu compañero, abriré tu entendimiento y escucharás melodías maravillosas que te encandilarán como el perfume de una flor. Detente por favor, mira atrás, mira cuánto hemos avanzado sin darnos cuenta, hagamos pues un descanso. ¿acaso estás aguardando mi palabra? Presta atención: vendaré a la oveja herida; fortaleceré a la enferma; antes que me llamen les responderé y antes que terminen de hablar habrán sido atendidos; mis servidores cantarán con el corazón lleno de felicidad; no temas pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino; Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida; si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos y Yo rogaré al Padre y les dará otro Intercesor, que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de la Verdad. No olvides este encuentro, puedes llamarme amigo y seré fiel contigo en todas las circunstancias. Jamás te defraudaré, recuérdalo! Pero busca en todo Mi Voluntad, aunque no la entiendas, aunque no la comprendas y te asalte la duda y la incertidumbre. Aspira a que se cumpla por entero mi Voluntad y cree con profunda certeza que ella será lo mejor para tí en ese preciso momento que te toque vivir.

Apotegmas

La literatura del desierto es accesible gracias a las Sentencias de los Padres del Desierto llamados Apophtegmas, de final del siglo III, ...