Mostrando entradas con la etiqueta Hablar con Jesús. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hablar con Jesús. Mostrar todas las entradas

viernes, 1 de julio de 2011

Mi prójimo

Señor, escucha mis gritos, atiende a mis clamores, presta atención a mi plegaria, pues no hay engaño en mis labios.

Si quieres sondear mi corazón, visítame por la noche o pruébame con fuego.

Confirma mis pasos en tus caminos para que mis pies no vacilen.

Soy yo quien te llamo, esperando tu respuesta , oh Dios. Inclina a mí tu oído, escucha mi ruego.

Manifiéstate, Dios Misericordioso, que salvas a quienes confían en tu mano.

(Salmo 17)





No tendrás que temer desgracia alguna, pues contigo está Yavé, rey de Israel.

Ese día le dirán a Jerusalén: "¡No tengas ningún miedo, ni te tiemblen las manos!

Yavé, tu Dios, está en medio de tí como un héroe que salva, él saltará de gozo al verte a tí y te renovará su amor.

Por tí lanzará gritos de alegría como en los días de fiesta."

(Sofonías 3:15-18)





Señor, hoy estuve en la Santa Misa y tu Palabra no me fue indiferente. Me dejó su huella en el pensamiento y me hizo reflexionar. El sacerdote habló del prójimo y del amor que debemos prodigarle, cumpliendo así tu segundo gran mandamiento.
Señor, ¿quién es verdaderamente mi prójimo?



Que pregunta que me has hecho! Y me dejas contento por haberte interesado. Ya te hallas en el camino de descubrirlo y por lo tanto te bendeciré y te ayudaré a encontrarlo. No te será dificil, créelo.

Prójimo es cercanía. Es mirar a tu alrededor y descubrir a "una persona igual a tí" No importa el color, la edad, su estado, porque en Mí es tu hermano en el Amor.

Pero por estar cerca tuyo, todavía no es prójimo, tienes que romper la barrera invisible de la separación, la distancia y el temor. Cualquier actitud tuya, por mínima que sea, desde un pensamiento positivo hasta un hecho concreto, recién a partir de tu receptividad y tu mirada, en ese preciso instante lo conviertes en prójimo. Has podido mirar a tu hermano.

Pero mirarlo no es precisamente descubrirlo. Lo descubres verdaderamente cuando propicias un encuentro, un tú a tú, cuando trascendiendo el movimiento, te detienes y comienzas a amarlo. Luego el movimiento continúa, pero es necesario un momento preciso, brevísimo, donde te descentras de tí mismo y vas hacia él.

A veces puedes preguntarle simplemente ¿qué necesitas? otras, prontamente te adelantas a sus necesidades, estirando quizás tu cálida mano o brindándole lo que piensas que le hace falta.

Cada actitud de entrega, cada actitud de servicio a los demás, es un gran paso de tu amor. Sales de tí. Si te encierras en tí mismo, continuarás amando, pero a tí mismo, nada más. Si te abres, saliendo de tí mismo y si a su vez eres receptivo para que alguien pueda entrar en tí, el prójimo estará ante tu presencia.

Cuando des un vaso de agua a un sediento, cuando des un pedazo de pan a un hambriento, cuando visitas a un enfermo solitario y triste, cuando hablas con tu vecino, cuando llamas a un amigo, cuando le sonríes al colectivero, cuando haces un favor a tu compañero de trabajo, cuando juegas con tus hijos, cuando acompañas a tu esposa a su reunión preferida, cuando dices gracias, cuando haces un sacrificio sin importar la recompensa, cuando te comprometes con los derechos de los demás, cuando das testimonio de Mí, cuando piensas en los demás, cuando...ahí estará tu prójimo, a tu lado.

Ahora bien, cuando discriminas por el color, por el poder o la riqueza, por la vestimenta o por las diversas formas de pensar, vuelves a encerrarte en tí y amarte sólo a tí, aunque con un amor muy especial e individualista. Este no es el Amor de mi Reino, pues el amor siempre es de a dos, es una actitud de entrega a "un otro/a". Cuando dejas de dar agua a un sediento, cuando dejas de dar un pedazo de pan, cuando dejas de visitar a un enfermo, cuando dejas de dar gracias, cuando dejas de ayudar, cuando todo te es indiferente, y estableces la barrera y la pared de la incomunicación, cimentada con ladrillos de agresión, enojo y hostilidad, entonces ya no podrás ver a tu prójimo. Le has cambiado la denominación: Ahora se llama enemigo.

Pero yo he venido a enseñaros un camino, la buena nueva y si me escuchas rogaré al Padre, vendremos a tí, moraremos en tí y soplaremos el poder del Espíritu que cambiará tu corazón de piedra en un corazón de carne, que se volverá sensible para dar cabida a todos tus hermanos. Pídeme la gracia para que ensanche tu corazón y sientas el Amor misericordioso que te llevará a salir de tí para ir a tus hermanos.

Entonces a través de cada hecho que hagas a su favor, por pequeñísimo que sea, aprenderás a amar a tu prójimo como a tí mismo, y no habrá en tí otro sentimiento de orar día a día por los desamparados, por los enfermos, por los pobres, por los desconocidos y sufrientes, orando por toda la creación y cuando los ames con tal intensidad, tanto en el pensamiento como con tus actos, quizás algún día inesperado descubrirás mi Rostro en medio de todos ellos. Ese día quedarás sin palabras y muy perplejo, pues amándote te diré: Conmigo lo has hecho! Ven a mi lado y disfruta de mis delicias.

Quiero nacer Señor!!!

Señor, te hablo bajito para que no me escuche mi madre. Te quiero contar algo y por favor ayúdame cuanto antes. He sentido hablar a mamá y papá y decidieron que no nazca. Han discutido, han peleado con gritos muy fuertes porque no están muy de acuerdo, pero creo que ya han llegado a la decisión y van a matarme.

Ni te imaginas como me siento acá, solito, solito, desamparado totalmente y con una tristeza que embarga mi pequeño corazón. Por favor Señor, sálvame. Quiero vivir, quiero conocer la alegría de vivir la vida, quiero nacer!

Todavía no estoy definitivamente formado, pero estoy vivo. Ya tengo mi cuerpecito, pero está todavía desarrollándose, sabes. Me he dado cuenta que he empezado a sentir, pero lo más lindo es que he empezado también a pensar. Puedo percibir mis pequeños movimientos dentro de las entrañas de mi madre. Ayer ví mis manitos con sus deditos incipientes, los pies se me movían lentamente y el corazón latía y latía. Cuando mi madre se alimenta, es mi regocijo, cuando ella está tranquila disfruto la paz inmensa de la cálida agua que me rodea.

Pero cuando los escucho hablar sobre mí, me invade Señor, una soledad terrible y un temor lastimero incontrolable.

No sé bien lo que hay afuera, pero estoy ansioso de conocerlo. He escuchado muchas voces que hablan de cosas que todavía no entiendo. Algunas personas hablan de amor, de amistad, de proyectos, de trabajo, pero otras gritan, pelean, se vuelven agresivos y solitarios.

Dicen que hay guerras donde matan a la gente, donde dejan morir a las personas, donde sólo quieren disfrutar y disfrutar sin importarle quien está a su lado. Que dificil la vida, Señor!

Pero a pesar de todo lo que puedo estar imaginándome, quiero vivir! Permítelo Señor, así te puedo conocer más de cerca, crecer, ser alguien, quizás un profesor o un profesional. Quisiera jugar con los niños, disfrutar de mi niñez, soñar, aprender, trabajar, ayudar a los demás. He escuchado que tu eres muy bueno, por eso te llamé. Que tú eres amor incondicional y que siempre estás a la orden para ayudar a los más necesitados, a los que están en gran peligro como ahora estoy yo.

Dicen que hace mucho tiempo hiciste milagros ¿que será un milagro? ¿los podré conocer? que curabas a la gente con tu mano, que eras un gran Maestro y todos te querían, que enseñabas la forma para vivir con dignidad y que dabas un camino para que todos fuésemos salvados.

Pero lo que más me entristeció es que a tí te pasó lo mismo que me está pasando a mí. Te mataron injustamente en la cruz! Que dolor y que injusticia. Por eso te llamé, porque sólo tú y nadie más que tú, sabes y comprendes la soledad y el vacío del dolor de sentirse aunque sea por un momento abandonado en las puertas del abismo. Así estoy yo Señor. Pero dicen también, que tu Papá vino a salvarte en el momento de tu muerte, cuando más sólo estabas, El no te defraudó, porque he escuchado que tiene mucho Amor y misericordia. ¿me entiendes Señor? ¿a quién podría recurrir sino a tí?

Ayyyyyy, ahora pude respirar y estoy más tranquilo, pero temo las voces de mis padres y su decisión que pronto llevarán a cabo. Señor, seca mi llanto lo cual yo no puedo hacer. Pon tus manos bondadosas sobre mi cuerpecito, para que pueda vivir y no me maten. Sabes, presiento que mi mamá me quiere, pero está confundida. A pesar de todo, ella me sigue alimentando, a veces, pone su mano sobre mí y siento su calor y su sentimiento maternal. Y mi padre también me habla y esto me da esperanza, pero AHORA están decididos Señor, ven rápido, aýudame y sálvame. QUIERO VIVIR. Yo los quiero Señor y los quiero querer...


Mi pequeño, mi pequeño, todavía no tienes nombre pero te aseguro que ya está grabado con fuego en mi corazón. No temas. Vivirás!

Escucha y permanece tranquilo: Eres de los más preferidos de mi Padre y de ninguna manera permitirá que algo te suceda, porque lo único que sucederá es que vendrás a la vida en la alegría de las alegrías como el nacimiento silencioso de una flor. Tu inocencia y tu limpio corazón enternecen a mi Padre y Yo le rogaré a El y vendremos a tí y estaremos y viviremos en tí. Te ampararemos amorosamente, te cobijaremos con ternura y no te faltará leche y miel. Crecerás fortificado y la luz del cielo nunca te faltará.

Hace tiempo, Yo les hablaba a los grandes, a los adultos y les decía que si no se volvían como tú, no entrarían en mi Reino, un reino de paz, de amor y de felicidad. Confía, estamos contigo y además cuentas con tu otra Madre, la del cielo pero aquí en la tierra, mi Madre, la que me concibió con infinito Amor. Ella y más que ninguna hará lo mismo contigo. ¿que dices? ¿estás más tranquilo?

Ahora, espera en nuestro trabajo. Soplaremos un rocío resplandeciente, el del Espíritu, el que da vida, aquel que con su sombra cubrió a mi querida Madre para que Yo pudiera nacer. Tenlo por seguro: tus padres cambiarán de opinión. Sus corazones se volverán nuevamente al camino de la esperanza, al camino de la ansiosa espera, al camino del amor y de la vida, porque Yo soy el camino, la resurrección y la vida.

Duérmete mi niño, descansa, crece sanamente, te cuidaremos y cuando despiertes conocerás la inimaginable e indescriptible alegría de una nueva creación: serás tú mismo con un precioso nombre que ya está escrito para siempre en los cielos...y que tendrá su lugar, aquí en la tierra. Tus padres te estarán esperando. Vivirás!



Quisiera retirarme a solas contigo

Señor, quisiera retirarme algún día a solas contigo. Tengo tantas cosas que contarte. Estoy en medio de un mar de actividades, que me quitan tiempo para Tí. Escucho permanentemente muchos ruidos, todo es movimiento, es un andar de idas y venidas y no te encuentro.

La música que me deleita, los ruidos de los coches, el teléfono que suena, la televisión, los avisos comerciales, el hablar de la gente, todo es un inmenso ruido de palabras e imágenes que me llevan a un torbellino que no tiene fin. ¿Donde puedo encontrar silencio?

Cuando me levanto, de mañana temprano, comienzo a escuchar los ruidos de mi interior, quizás son aquellos más silenciosos, pero los que más demandan ser escuchados. Vienen a mi mente recuerdos de mi juventud, lo que debí haber hecho y no hice, lo que debí comprar y no compré, lo que soñé y no lo pude realizar, lo que perdí y no volví a tener, lo que amé, lo que destruí, lo que ansié, lo que compartí. Estos ruidos me golpean insistentemente y a veces me producen angustia y tristeza porque no los puedo dominar.

De a poquito, comienzo a escuchar otros sonidos, el canto de un pájaro, el cobrador de mis gastos, voces que pasan raudamente, la computadora que prendo, mi canción favorita, el aullido del perro de mi vecina, las hojas de los árboles... Estoy rodeado de melodías que a veces producen una canción de encanto pero otras... más vale olvidarlas.

También escucho el timbre de la puerta, el pobre hombre que me viene a pedir un pedazo de pan y me mira con sus ojos tristes y la mano tendida, el teléfono que suena como en eco, de mi hija para avisarme que hoy me trae a mis nietos, el acordarme que hoy es día de reunión con mis amigos, la telenovela que no me la puedo perder porque está en el capítulo más excitante, los llamados de la cocina que me indican que la comida va a estar a punto... ¿Dónde puedo encontrar silencio, Señor?

Sabes, también oigo el sonido de mi cuerpo, con dolores y tensión. En ocasiones no me responde porque está cansado de tanto trajín. Voy al médico, consulto al Homeópata, leo las medicinas alternativas para encontrar alguna vía de alivio, todavía no me doy cuenta como pude dejar el yoga y los ejercicios en el gimnasio, la gente que me quiere me aconseja y no hago tanto caso, sí, Señor esta es mi estampa de hoy en día. ¿qué me dices?



Te he escuchado muy atentamente y no he dejado de prestarte atención. Créelo.

Hace muchos años, me encontré con Marta y María y Marta estaba como tú, muy atareada con las cosas de la casa. María en cambio, sin dejar sus responsabilidades había preferido un momento de silencio. Marta, Marta...la llamé por su nombre y la tranquilicé.

Hay tiempo para todo, le dije. Si te reorganizas podrás hacer las cosas más pronto pero todavía mejor. Pero antes...pero antes dedícame un poquito de tu tiempo. Retírate a ese sillón que tanto disfrutas, siéntate, descansa y no pronuncies la menor palabra. Cierra los ojos, respira profundamente, déjate invadir por mi silencio y los ruidos acabarán.

Mis palabras no tienen ruido, son silenciosas y solamente me encuentras en el silencio. Allí en escasos momentos, te hablaré con dulzura y sólo estaremos tú y yo. Tengo mucho para decirte y mucho tiempo para escucharte. Ven, deja que el rayito de sol alumbre todavía más el esplandor de mi presencia.

Estaré y me quedaré aquí contigo un buen rato. Hablaremos, nos reíremos, haremos proyectos y sin que te des cuenta te sentirás tan abrazada por mi Amor, que dirás como Pedro: quédemonos aquí, Señor.

Y antes de que estés pronta para volver a tus actividades, te enseñaré el lenguaje que sólo lo doy cuando estoy contento como ahora, contigo: el lenguaje del silencio que es el idioma del amor más profundo. No habrá más ruidos, solamente tú y yo, sin palabras. Te lo pido, regálame este momento y a cambio te daré un poquito de cielo. Estoy seguro que volverás...y rezaremos juntos.

Sentido de la vida

Señor, he venido al lugar de tu habitación, al Santísimo Sacramento, a buscar un momento de paz y sosiego para llenarme de tu gracia y tu sabiduría. He venido un poco atribulado, preocupado y deseo me concedas la gracia en este preciso momento, de que pueda abrir mi corazón y contarte lo que me está pasando. Quiero ser sincero contigo y manifestarte que hace mucho tiempo que ansiaba este momento, pero de alguna manera lo rehuía, lo evitaba, porque sé que al hablar contigo hallaría una respuesta y después no tendría la posibilidad de volver atrás. Eres muy misericordioso y comprensivo, pero contigo no hay doblez, porque tu propuesta es exigente y determinante. Lo sé.

Tengo temor de dar un paso adelante que me comprometa, que me haga ver que debo cambiar, pero ya de estar aquí contigo, a tu lado, siento que no existe otro camino que me libere de mis temores y miedos, para que, después de este diálogo, comience a ver con otra luz, tanto a mi mismo como al ambiente que me rodea.

Sabes que tengo una vida desahogada, que no tengo problemas económicos, que puedo darme los gustos que quiero, que he sabido contruir una posición relevante en la sociedad y lograr en varias áreas el reconocimiento de los demás. A los ojos de muchas personas, soy exitoso y triunfante.

No me quejo de lo que la vida me brindó, adquirí cultura y conocimiento, amistades y vínculos que me permiten estar rodeado y acompañado. En el trabajo, adquirí consistencia y estabilidad y soy respetado por mis colegas. He realizado mis sueños en gran medida, consiguiendo logros materiales a través de los cuales compré la casa que siempre quise tener, viajar y conocer muchos países y lo más importante una familia a la cual adoro.

Parecería que tengo todo, que estoy satisfecho y sería injusto que pudiera esbozar alguna queja. Pero, en este silencio especial y delante de tu santísima habitación, solamente frente a Tí, te quiero decir que me falta lo más importante: darle sentido a mi vida.

Señor, no he encontrado todavía algo que me satisfaga completamente, tengo una carencia existencial que no la puedo expresar en palabras, pero que en momentos, igualmente rodeado de todas mis posesiones, siento un vacío que se hace carencia, debilidad y desesperanza.

Hace mucho tiempo, que ansiaba venir a visitarte y con lágrimas en los ojos, poder susurrarte: Ten compasión de mí Señor, y ven a inundar la habitación de mi espíritu, que está pobre, seco y árido, porque cuando Tú golpeabas insistentemente no supe escucharte y la puerta permaneció cerrada. Señor, hazme conocer el verdadero sentido de mi vida!



Hijo, tienes todo y te falta todo. Esta es la verdad. La riqueza material por más abundante que sea no te proporcionará riqueza de vida. El sentido de tu existencia no brotará nunca de esa fuente, porque ella es efímera y el manantial que yo te ofrezco es eterno y perdurable.

Adquiere y busca por todos los medios La Sabiduría que ella te instruirá y el primer paso que debes dar es temer mi Nombre. No es un temor de miedo y de oscuridad, es el temor de respeto y confianza en Mí que te he creado y te he dado todo y te daré aún más. Es el temor de acordarte de Mí y de tenerme presente en cada momento. Entonces brotará la luz que te brindará riquezas incalculables pero que no tienen el valor que tú le das a las materiales. Ellas no tienen precio y no se pueden comprar.

Sólo Yo te las puedo dar si buscas con persistencia mi Sabiduría. Si te despojas de tus bienes, compartiéndolos y no aferrándote a ellos, te volverás pobre a tu parecer, pero muy rico delante de Mí. El camino que te propongo es que dejes en cada estación parte de tus cargamentos. Cuanto más los abandones menos preocupado estarás. A medida que avances estarás liviano, suelto, sin nada en que apoyarte. Ahí estaré Yo para caminar contigo y mi cargamento es suave y ligero. Al tener menos, tendrás más, al despojarte, te enriquecerás. Esta es la paradoja de mi propuesta. ¿quieres seguirla?

Te entiendo, es muy dificil, porque los lazos que te unen a las cosas parecen indestructibles y romperlos es una tarea que no puedes hacer por sí solo. Yo, te lo prometo, desataré los nudos con el poder de mi Espíritu, tomaré tus pertenencias y las repartiré a muchas personas de muchos lugares. No temas, no permitiré que te entristezcas. Entonces, cuando ya no te quede nada en los graneros y estés muy vacío y sin nada de lo cual asirte, vendré a tí y te llenaré en abundancia. Ahora lo tendrás todo y serás muy rico en tu verdadera pobreza.

Descubrirás entonces el verdadero sentido de la vida que tus posesiones te impedían verlo y realizarlo. Adquirirás una nueva dimensión de las cosas, tu espíritu crecerá y buscarás nuevos horizontes donde el sol de la mañana te hará escuchar un nuevo sonido de todo lo que te rodea.

Hijo, sigue tras la huella de la verdadera Sabiduría, la celestial, para inventar nuevos espacios de amor y generosidad que te devuelvan la increíble experiencia de aprender a amar a los demás, como Yo te he venido amando, sin que tú te dieras cuenta.

Percibe en la abundancia de mis signos el sentido de lo que tengo guardado para tí. Búscame, llámame y sobrenaturalmente poseerás todo: conmigo tendrás un verdadero motivo para vivir.

Adoración

Señor, desde mi niñez mis padres me han enseñado a rezar, a orar, a recitar el Padre Nuestro y el Avemaría y ha sido mi sustento espiritual hasta estos días.

También he participado en grupos de la Parroquia, en cursos sobre Oración y todo ello me ha enriquecido mi dimensión espiritual. He aprendido a leer tu palabra, a comprenderla y a escudriñarla, gracias a las enseñanzas que recibí de muchas personas, sacerdotes a quienes todavía hoy sigo recordando por su dedicación y disponibilidad, pero también a laicos, quienes con su ministerio me han brindado su tiempo y su conocimiento para ahondar en tu Palabra.

Luego, en la realidad de la vida, en las dificultades y pruebas que fuí experimentando, empecé a sentir la división que tenía en mi interior, entre lo que sabía de tu Palabra y "vivir" tu Palabra com mis hermanos, familiares y con el ambiente que me rodeaba.

Sinceramente, entré en un conflicto muy grande, porque comenzaron a aparecer por doquier mis contradicciones e inconsistencias. Me ví reflejado en San Pablo, sujeto a otra ley, la del pecado, haciendo lo que no quería y no haciendo lo que deseaba. Ahora que estoy hablando contigo, te digo que esto me deja preocupado. Cuando por diversas circunstancias, he dejado de leer y cumplir tu Palabra, he perdido la referencia: comencé a deslizarme cada vez más hacia abajo. Cuando sin darme cuenta permití que se diluyera el sentido del pecado, lo cometí y volví a cometerlo y aún mas: no he quedado perturbado! Pero, seguí deslizándome más abajo. Cuando las necesidades de las personas y sus llamadas de auxilio comenzaron a serme indiferentes, un día, lo recuerdo bien, me sentí realmente vacío y acobardado.

Ayer, me prestaron un libro, el cual sostiene que la solución a estos problemas es simplemente saber adorar. Señor, asísteme e instrúyeme. Dime que significa la adoración.



Hijo, cuando me encontré con la mujer Cananea, ella estaba muy sedienta y Yo le ofrecí un manantial inagotable para calmar su sed. Le dije: Adora al Padre en Espíritu y en Verdad, porque El se complace y busca adoradores que lo hagan de esa manera.

No es nada dificil, simplemente escucha. Ahora estás en el piso de un gran fondo oscuro. Si miras a los costados, sientes que te aprisionan las paredes que se achican segundo a segundo. Te sientes como atrapado y sin ninguna salida, te falta la luz, y no puedes huir ni correr. Estás quieto, sin movimiento y muy rígido. No temas. Comienza a adorar. Inclina tu cabeza hacia arriba, y verás lo único que puedes percibir: un tenue rayo de sol. Este es el inicio. Esta luz te alcanza.

No preguntes nada, calla por un pequeño tiempo. Sólo mira hacia arriba. Mira y fija tu mirada a lo invisible, pero con fe y mucha confianza. El sol te alumbrará un poco más y así verás grandes cosas, aún mayores de lo que han visto otras personas. Siéntelo, El está ahí, no busques su rostro porque es inescrutable. Escucha su murmullo, abre tu corazón ahora para que disfrutes su dulzura y misericordia. Tiéndele la mano porque ha venido a estrechar su mano con la tuya y luego déjate llevar. El te alzará como en un soplo, vendará tus heridas y se sentará junto a tí sobre una roca.

Temblarás ante su presencia, tus emociones se colmarán de plenitud por su cercanía, tus lágrimas caerán a borbotones por la inmensa alegría que experimentarás en su nube de gozo y felicidad. Ahora estás con El. Míralo, escúchalo, pero no hables. El te entiende y te responderá tus interrogantes. Sólo disfruta en calma y quietud. Ensancha tu corazón y observa a tu alrededor. Percibe los colores, la nueva dimensión de las cosas, las flores que crecen, el agua que fecunda el desierto seco de lo que pisabas y entonces sólo dí: Gracias Padre! Nada más.

La adoración es extasiarse con gozo y gratitud simplemente ante su Presencia, es el silencio del lenguaje del Amor. Si por algún motivo tu alma se entristece, vuelve a la adoración. El te necesita así, humilde y confiado en creer que de nuevo vendrá cuando lo llames. No busques su rostro. Lo encontrarás; en todas las cosas y personas que te rodean. Y cuando lo encuentres y tu amor se plasme en una oración de alabanza, estarás adorando. Y porque El así lo prefiere, te volverá a buscar. Pero no lo olvides: déjate hallar.

Por nuestro matrimonio

Señor, ya va a comenzar la noche y en la calma de nuestro hogar, nos hemos dado este tiempo para conversar contigo.

Hace veinticinco años años que estamos casados, que hemos consolidado a través del tiempo, nuestro matrimonio. Atrás, ha quedado, aunque permanece intacta, nuestra historia de amor: nuestros hijos, nuestro trabajo, nuestros sueños cumplidos y los no realizados, nuestras cruces y momentos muy dolorosos. Pero también las hermosas alegrías, los momentos gratificantes que hemos vivenciado, los recuerdos, las imágenes estampadas con emoción en nuestros corazones, en fin, Señor la vida que tus has sabido regalarnos a través de tu bendición y tu amparo.

Gracias Señor, por la atención cuidadosa que nos has brindado, gracias por lo que nos has permitido conocer, vivir, sentir, gracias por tu Palabra y tu aliento en los momentos decisivos de nuestra pareja y gracias especialmente por nuestros queridos hijos y por todas las alegrías que ellos nos dan y nos han dado.

Pero hoy, delante de Tí, los dos, unidos en un único deseo queremos conversar y escuchar tu palabra, tu consejo en estos muy delicados años de nuestro matrimonio.

La rutina de la vida, el trabajo y las preocupaciones nos han reducido el tiempo para comunicarnos, estamos hablando muy poco entre los dos, quizás compartiendo solamente y a veces simples miradas que evaden la palabra y la posibilidad de expresar nuestros sentimientos más íntimos. Se ha instaurado de alguna manera la barrera de la distancia, que ha podido llegar en ocasiones hasta la indiferencia y la incomunicación.

Nos hemos convertido en islas, donde cada uno permanece en sí mismo y cumpliendo mecánicamente las obligaciones y responsabilidades de rigor. La espontaneidad se ha ido diluyendo, la sorpresa ha quedado en el olvido, los regalos que antaño eran repetidos, permanecen en las estanterías de las tiendas.

La rutina nos ha dominado, provocando cansancio y monotonía. Hemos dejado los paseos domingueros, las visitas a nuestros amigos, las reuniones, los proyectos y durante mucho tiempo permanecemos inmóviles frente a nuestro televisor. Hemos paralizado a la palabra y ya no están más las pequeñas pero maravillosas muestras de ternura que nos brindábamos mutuamente.

Señor, somos jóvenes todavía pero parecería que vamos cargando años de más y estamos dejando pasar las diversas oportunidades que aún la vida nos presenta. La desmotivación se hizo nuestra compañera en este camino de existencias paralelas y ya no luchamos como antes para alcanzar a dúo los objetivos de nuestra superación personal.

Por ello, hoy, tranquilos, acudimos a Tí para que nos ayudes a renovar y recobrar una historia de vida que deseamos con mucho fervor y mediante tu gracia, darle la fecundidad y continuidad que sólo Tú puedes hacer posible.



Gracias por haberme llamado y por haber acudido a Mí. Tómense de las manos, descansen que Yo les aliviaré la carga y llevaré vuestro yugo. Yo soy el Camino en el cual a partir de ahora transitarán con mi compañía. Falta todavía más tiempo para que compartan juntos muchos proyectos. El rocío de mi Espíritu los va a alumbrar y haré renacer en vuestros corazones un nuevo sentido para coronar la hermosa experiencia de vivir.

Permítanme que sea el centro de sus anhelos, que sea vuestro compañero de viaje en todos los momentos, que los guíe hacia pasturas abundantes y hacia el manantial inagotable en un bosque donde el sol aparece muy temprano.

Búsquenme diariamente a través de la oración, preséntenme vuestras plegarias expresándome las preocupaciones y angustias que debo solucionar. Abran su alma a la generosidad y fuerza de mi Palabra y aliméntense con mi comida celestial.

Un día, sin que se den cuenta, volverán a mirarse sin palabras, se re-descrubrirán nuevamente y mi presencia hará posible la cercanía del Amor. Ya no habrá caminos paralelos, caminarán juntos cantando aquella vibrante melodía que susurraban en su juventud y reposarán plácidamente en aquel lugar pérdido donde hace tiempo murmuraban sueños y esperanzas. Yo estaré ahí, sin que ustedes lo percaten y diré a mis ángeles que entonen la sinfonía que más prefiero para que vuestro amor quede enternecido en un abrazo perpetuo.

Vuelvan a decirse: SI, no teman expresar lo que sienten el uno al otro, vuelvan al compartir, jueguen, inicien un viaje, realicen tareas en reciprocidad, permanezcan bajo la sombra de un arbol solazándose con sus nietos, disfruten! pero siempre juntos. Respétense mutuamente aceptando y tolerando la individualidad y personalidad de cada uno, para que vuestro vínculo se enriquezca a pesar de las diferencias.

Cuando regresen al hogar, hagan una fiesta, inviten a sus seres más queridos y cuéntenles lo que ha sucedido. Renueven una vez más su amor, compartan la dicha y el gozo aún en medio de las dificultades que se presentarán. Oren y recen día a día para que se vean fortalecidos en la unión indestructible que un día se prometieron ante mi Presencia. Alégrense y vivan... Estoy con ustedes.

Por los niños enfermos

Padre de Misericordia, Padre de bondad, que siempre escuchas nuestras súplicas, hoy nos postramos delante de tu imagen para pedirte por nuestro querido/a hijo/a. (Sea en caso de enfermedades, operaciones de cirugía, evolución post-operatoria, accidentes)

Hemos venido del Hospital muy consternados puesto que los médicos nos aseveraron que su problema todavía es reservado. Estamos ante tí, con nuestro corazón lleno de dolor, queriendo compartir contigo estos momentos. Atiende esta plegaria que te realizamos con toda nuestra fuerza y confianza, para que protejas a nuestro hijo, lo ampares y le brindes tu poder infinito de sanación para que se cure rápidamente y sufra lo menos posible.

Tu sabes cuanto lo amamos, cuanto quisiéramos robarle su dolor para evitarle este trance; toma entonces, Señor, su sufrimiento y que se haga carne en nuestros cuerpos. Sabremos soportarlo con humildad y paciencia. Acepta Señor este ofrecimiento para que nuestro querido hijo evolucione satisfactoriamente y si debe ser intervenido, Tú, con tu presencia siempre atenta, dirijas y conduzcas las manos de los médicos para que todo sea un éxito y pronto lo veamos nuevamente en casa, corriendo, jugando, con su cara sonriente y su dulzura. Padre, ten compasión de nosotros en estos momentos. Depositamos nuestra confianza en la Misericordia de tu Amor, por favor, cuídalo, ten tu momento con él a solas para que sienta el regazo de tus brazos llenos de cariño y protección.

Ahora está solito en la habitación, quizás dormido. Hemos venido a casa extremadamente preocupados y nuestra fe nos ha traído ante Tí, sabiendo de tu poder omnipotente. Tú obras milagros de curación, porque estás vivo y resucitado hoy en medio de nosotros. Tú eres el Pastor que cuida y venda las heridas de sus ovejas. Contigo todo es posible, contigo todo es calma y tranquilidad, contigo está la esperanza ...

Tomados de la mano fuertemente, elevamos ante Tí esta súplica de amor para que nuestro hijo quede totalmente a tu cuidado. Señor, gracias.



No se preocupen. En estos momentos estoy con vuestro hijo, a su lado, cuidándolo como un tesoro muy preciado. Está en calma, sin dolor. Ya he puesto mi mano sobre él y todo estará bien. No lo dejaré ni siquiera un segundo, le hablaré tenuemente y él me escuchará. Ya estoy viendo sus ojitos de alegría, porque ha descubierto mi Presencia.


Señor, gracias por cuidarme, gracias por estar junto a mí. Hoy tenía un poquitín de miedo y temor, pero ahora contigo siento mucha alegría y confianza porque es como si que mamá y papá estuvieran aquí. ¿quienes como tú y ellos me podrían cuidar mejor? Sé que ellos están muy tristes por mí, pero diles que los quiero mucho, que los extraño y que muy pronto, pero muy pronto, me podrán besar y abrazar porque Tú has venido a verme, a curarme y entonces ya no habrá más dolor ni preocupación. Volveré a jugar, a correr, a brincar con mi cachorro, ir a la escuela...como antes... Díles eso. Y por favor, tranquilízalos y cuida de ellos.

Mi niño, alégrate pero ahora, duerme, duerme tranquilamente que Yo me quedaré a tu lado. Nada sentirás y lo bueno sucederá. Y cuando despiertes, sanadas tus heridas, te prometo que tendrás el más anhelado regalo, lo que más esperas: la sonrisa de mamá y papá.

Oración para dejar de beber

Día a día, hablar con el Señor en intimidad y elevarle esta súplica. Dios hoy, continúa haciendo milagros, de acuerdo a la muchedumbre de sus maravillosas misericordias. Todo es posible para Dios y cuenta contigo.

Señor, Señor, por favor, ayúdame, estoy desesperado y hundido, el alcohol me ha destruído. No puedo parar de beber, es una obsesión irresistible que no la puedo controlar. Señor, Señor, grito desesperadamente clamando por tu ayuda. Ven Señor, te necesito. Dame las fuerzas que ya no tengo. Oyeme, ven Señor porque ya no tengo salida. Me destruyó por completo!

Señor, quiero volver a recuperar a mi familia, a los seres que más amo en el mundo, mi esposa y mis hijos. Yo he vivido con ellos momentos de felicidad y de dicha incomparables. Eramos una familia constituida, unida, que disfrutábamos de todo lo que habíamos ganado y obtenido con nuestro esfuerzo y trabajo.

Era un hombre digno y respetable, querido por todos, que gozaba de la amistad de muchas personas. La alegría reinaba en nuestro hogar, compartiendo la riqueza de los afectos, de sabernos queridos y amados. Había proyectos que realizábamos en mancomunión. Había una esperanza.

Pero hoy, Señor, ya todo esto no está y es por mi culpa.

Escúchame: Un día, lejano, me sentí muy bien en compañía de amigos, y disfruté de esa primera copa alcohol. Estaba eufórico, alegre, complaciente. Luego vinieron más y más. No lo volví a dejar.

En pocos años fuí perdiendo la dignidad, el respeto de los demás y me fuí convirtiendo en un desperdicio, sí, Señor, en un terrible desperdicio humano. Comencé a destruir a mi familia, con mis comportamientos, con mi agresión, con mi irresponsabilidad. Ya no me importaba más nada que beber y seguir bebiendo. Al levantarme, decía hoy no, y era un SI con mayúsculas ya que el alcohol me atraía como un poderoso imán.

Perdí el trabajo, las amistades y estoy casi perdiendo a mi familia. Tu sabes Señor, que ellos han sido los que más han sufrido, los que han sido víctimas inocentes de mi conducta. Pero a pesar de todo, los amo, Señor, los amo con todo mi amor, pero no puedo dejar de beber. Me digo que los quiero, pero me miento a mí mismo y les sigo haciendo un daño todavía mayor. No puedo superar este conflicto, por favor ayúdame.

Cuando no tomo, por momentos vuelvo a ser el de antes, afable, cariñoso, comprensivo, atento, pero también al momento, el alcohol me llama y yo no lo resisto. Y estoy enloqueciendo, porque me doy cuenta de lo que debo hacer para no perder lo que me queda, pero el alcohol me domina y hago todo aquello que me está haciendo perder lo que más quiero. Señor, ven, guárdame y pon tu mano en mi corazón, que ya no puede más. Cuida a mi familia, te lo pido, ampáralos y que me puedan comprender otra vez más. Reconozco que me han dado una y mil oportunidades pero siempre volví a fallarles. Deseo sinceramente que sea la última, lo necesito así y por ello estoy acudiendo a Tí. Sálvame, Señor.

No tengo fuerzas ni deseo de recuperarme, no he dado ningún paso para salir adelante, porque el deseo de beber me tiene atado y atenazado con sus poderosas garras y me he convertido en su esclavo encadenado. Suéltame Señor, estoy desesperado, sácame de este infierno, ven en mi ayuda, por favor, estoy gritándote y clamando con lo único que me queda: mi esperanza en Tí.


Me tienes aquí. Cálmate. Todavía no está nada perdido!

¿Crees en mis milagros? Yo haré de tí un milagro y desde ya mi Amor está interviniendo para tu pronta recuperación, pero colabora pues debo también contar contigo.

No te culpes más de lo debido, te harías más daño aún. Con esta oración que me has hecho, he sentido tu arrepentimiento y cuando presiento un corazón sincero y sediento así como el tuyo, me enternezco hasta el límite haciéndome vulnerable al Amor más intenso y sublime que puedo dar.

Quédate tranquilo, porque allí donde abundó el pecado sobreabundará la gracia y ella, mi gracia te salvará.

No eres tú el único responsable, el Enemigo ronda tu puerta y te ofrece el efímero deleite de una tramposa tentación. Conmigo también lo hizo, pero mis Angeles le dieron batalla y el poder de mi Padre, tu Padre, lo alejó. Tú sólo no podrás combatirlo, pero ahora que me has llamado con tanta fuerza y desesperación, por la fe que me has demostrado, Yo pelearé por tí. Ya no estarás sólo y juntos venceremos al Arquitecto de la maldad y de la desunión.

Yo te sustentaré, te daré fuerzas a través del soplo de mi Espíritu, estaré a tu lado en tus momentos más difíciles, pero sólo te pido una cosa y que deberás cumplir estrictamente: VOLUNTAD.

Voluntad para decir NO, voluntad para resistir, voluntad para luchar, voluntad para vencer, voluntad para sufrir, voluntad para salir adelante, voluntad de querer cambiar. LA VOLUNTAD es el secreto de tu victoria.

Cuando no tengas fuerzas, te sostendré con mis brazos, cuando estés decaído, te levantaré para que camines, cuando estés triste y desalentado, correré raudamente por tí. Conmigo todo es posible, pero tú debes cooperar. Conmigo verás el milagro, pero tú también debes ayudar a verlo realizado.

Toma una balanza, pon de un lado una copa vacía y del otro, pon tu persona, a tu familia, a tus seres queridos, a lo que quieres volver a ser. Ahora que sabes que cuentas con mi amistad, ¿serías capaz de volver a llenarla? Ya sé, te veo respirando profundamente y tus manos temblorosas que vuelven hacia atrás. El milagro comenzó!

Ve al médico, cúrate el cuerpo; ve a los grupos AA, curarás tu mente (no faltes); ve a tu casa, curarás tus afectos, ellos te quieren y están esperándote, ve a la Iglesia, curarás tu Espíritu.

Si me necesitas, ora. Regresa a la oración confiada y perseverante todos los días. Ella te dará la fortaleza del cielo para combatir y ahuyentar al Enemigo. No temas. Estando Yo, se alejará y pon de tí toda tu ansia y anhelo de reconquistarte y reconquistar lo que todavía no has perdido. Sabes, he venido para los enfermos, los sanos no necesitan doctor. No he dejado de amarte, y cuando tú lo necesites contarás siempre conmigo. Si caes nuevamente, te levantaré en mis brazos y te descubriré mis sendas...Recuerda: VOLUNTAD!!! y confianza absoluta en Mí, pues para ello he venido.

No olvides estas palabras: Bebe de mi copa, que es un vino de salvación. Deja tu copa, que es un vino de maldición y destrucción.



Proverbios 23 29-35


¿Para quién es el ay? ¿Para quién es el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas sin razón? ¿Para quién los ojos turbios?
Para los que se detienen mucho en el vino. Para los que van buscando las mezclas alcohólicas.
No mires al vino cuando rojea. Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente.
Más al fin como serpiente morderá. Y como áspid dará dolor.
Tus ojos verán cosas extrañas. Y tu corazón hablará perversidades.
Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mástil.
Y dirás: Me hirieron, más no me dolió. Me azotaron, más no lo sentí.


CUANDO DESPIERTE, AUN VOLVERE A PEDIR MAS.




Clama! No te defraudaré!!!
Escucha esta canción de esperanza:





Por la necesidad de abandonar las drogas

Hoy venía caminando y encontré la puerta de la Iglesia abierta. Me comentaron que ayudas a los que están sufriendo pero como yo no creo ni te conozco, tengo mis dudas que puedas hacer algo por mí. Vacilé en entrar pero hubo algo interior que me hizo dar algunos pasos. Y estoy aquí, sentado frente a tu cruz, sufriendo como tú y con la esperanza de encontrar consuelo.

¿que te puedo decir? La droga me ha consumido, me ha terminado y ya no tengo más ganas de vivir. No tiene sentido mi vida, es un desastre total. Estoy acabado. Ya no me salen ni lágrimas, estoy seco. No tengo nada porque llorar. Solo me ronda una idea por la cabeza y quise venir antes a verte para ver si encuentro alguna solución en este momento límite que estoy viviendo.

He destruído mi familia, no he visto más a mis hijos, soy una piltrafa que he echado todo a perder. Los amigos me han abandonado, no tengo a nadie quien me preste su hombro, los demás me rechazan y estoy completamente solo y deprimido. No tengo más ganas de vivir. He perdido el sentido de la vida, estoy abrumado y no tengo interés en salir adelante.

Los recuerdos, quizás algunos de ellos, muy hermosos que estaban dentro de mi corazón se han ido a otro lugar. Estaban cansados de no poder expresarse y brindar un rostro alegre de aquello tan cálido que hube de vivir en tiempos lejanos. Solamente una fría sensación de vacío impregna todo mi ser. No tengo presente, el futuro se me hace imposible y lamentablemente tampoco puedo mirar para atrás.

¿Que dices? ¿porqué me miras y hay tanto silencio entre tú y yo?

Escúchame por favor: No tengo voluntad ni fuerzas siquiera para dar un paso firme que me libere definitivamente de esta situación. Una sensación asfixiante de angustia golpea mi pecho que no tiene defensa. Mi cuerpo está derrotado, inerme y siente que no tiene remedio. Mis ojos ya no tienen humedad y ya no surten más lágrimas: mis afectos se han acabado. ¿me entiendes? ¿como puedo quererme? ¿es posible que le interese a alguien? ¿habrá alguna persona con un poquito de amor que pueda estar pensando en mí?

Cuando la droga entró en mí, nada era pesado, cada momento yo lo creía de intensa felicidad y la euforia era mi compañera. Amaba a todos, hablaba, cantaba, reía, construía proyectos que nunca se hacían, mis amigos estaban a la orden, nunca tenía problema con ellos, todo era tremendamente maravilloso. Pero el tiempo fue pasando, de a poquito y cada día necesitaba aumentar más y más las dosis para vivir lo mismo, aquello que en un principio lo experimentaba con poco. En un momento preciso, algo cambió en mí y ya no pude volver atrás. Nunca más.

¿Me escuchas? Mi persona empezaba a derrumbarse, ya no me interesaba la higiene, mis pensamientos eran un remolino de ideas y de colores sin ningún sentido, no concretaba absolutamente nada y mi único objetivo era quedarme tirado todo el día en una cama, solitario a veces o en compañía con otros fantasmas, cuyo espejo me devolvía la imagen lacerante y demacrada de mi rostro desfigurado. Dejé mi hogar. Les dije adiós una tarde lluviosa y caminé por la calle sin rumbo mirando la tierra, ya que los árboles me habían dado su espalda.

Estuve enfermo, me asistieron por lástima y en ese momento de dolor y tristeza, nadie estuvo a mi lado. Mis amigos de andanzas hicieron silencio y no hubo una mísera presencia. Necesitaba más droga pero no tenía dinero. La realidad incrementaba sus matices de negros y grises. Solo me quedaba una decisión!! Escapé y escapé. Nunca quise enfrentar el dolor y aproveché cada circunstancia para evadirme. Y ahora me encuentro aquí, pero tú sigues en silencio. ¿por qué no me dices nada? Te he contado todo, y necesito tu palabra, por favor, háblame!





Un día, hace muchísmo tiempo, iba por los caminos y alguién me gritó. Continué caminando y volví a escuchar ese grito que salía desde lo más profundo de un corazón herido.

Me detuve.

Sentí unas firmes palabras: Señor, ten piedad de mí! El corazón me latió intensamente y una fuerza irresistible de amor me hizo acercar a aquella persona. ¿que quieres que haga por tí? !le pregunté!

SANAME! me respondió.

Tus palabras volvieron a conmoverme y te pregunto: ¿quieres que haga lo mismo por tí? Si lo deseas, dime simplemente SI, abandónate en mis brazos para que sientas la dulzura y ternura de mi regazo. Estoy y estuve siempre contigo a pesar de tu olvido. Y este momento ya estaba marcado para que tú y yo nos encontráramos. Ya ha pasado todo. Nada ha quedado, todo está completamente perdonado y todo vuelve a comenzar. Dame tu mano y ven por aquí, cambia de una buena vez tu rumbo. Yo soy el verdadero camino! Mañana habrá un nuevo tesoro en tu corazón, guárdalo y defiéndelo. He venido para amarte en abundancia, porque el Padre me ha enviado para que en tí y por tí, resplandezca su eterno amor y misericordia.

Levántate pues. camina y mira el hermoso horizonte que tienes por delante. Yo le diré al Sol que de luz a tus pasos cada día y la claridad cubrirá las tinieblas que nunca más volverán a aparecer. Cree en lo imposible! Pon de tí lo mejor y lucha por esta oportunidad. Recuérdalo siempre: Mi Amor todo lo puede! Te seguiré cuidando.

Por la necesidad de trabajo

Señor, hace días que estoy llamándote y no me respondes. Tú me dices: pidan y recibirán, busquen y encontrarán...pero mi corazón está más que entristecido porque no puedo ver cumplidas tus palabras.

Tú sabes que hace más de seis meses que estoy sin trabajo. Desde entonces me he deprimido. He buscado, he ido aquí y allá, he dejado mis datos en varios lugares y la respuesta siempre es negativa. Estoy cansado y me está apremiando la desesperanza. Veo el rostro de mi esposa, cabizbaja, con pocas palabras, que hace todo el esfuerzo por el amor que me tiene para que yo me sienta bien. Veo a mis queridos hijos, repitiendo la misma comida todos los días, con la ropa desgastada y sus ojitos angustiados.

Estoy atrasado en el alquiler de la casa, no he podido abonar los gastos de la luz, del teléfono, del agua corriente y menos queda todavía para lo más imprescindible, nuestra comida.

Ya no hay alegría en casa, Señor, ya no hay esperanza. Estoy devastado anímicamente. Golpeo, golpeo y nadie me abre la puerta.

He perdido los proyectos, la esperanza de una vida más digna y honesta. La realidad cotidiana me constriñe contra la pared y no me deja alternativa. Llamé a varias personas y todas me responden lo mismo: por ahora no, vuelva más adelante y así los días se estiran y se estiran y las veinticuatro horas se transforman en un desasosiego. No puedo dormir, el corazón pulsa rápidamente, estoy tenso y de mal carácter. He quedado como encerrado y sin ganas de nada.

Te he llamado, he clamado a tí porque no quiero perder la fe ni la confianza en Tí, que lo puedes todo. No dejé de asistir a la Iglesia con mi familia y lo poco que tengo, sabes que he sabido compartirlo con otras personas. No entiendo entonces Señor, porque me está pasando esto. No veo salida alguna, no quiero enfermarme. Escúchame por favor, quiero darle a mis seres queridos una vida digna, sustentándolos en sus necesidades más primarias, quiero que vuelva al hogar la sonrisa, la alegría, las ganas de vivir, pero siento que estoy frente a una pared firme que no me permite avanzar ni caminar.

Creo que tengo derecho Señor a estas cosas, no te estoy pidiendo riquezas ni honores, sólo lo necesario para que el amor que un día supe ir contruyendo, perdure... en mi esposa, en mis hijos, en nuestros sueños, en el pan que me debo ganar con el trabajo de mis manos. Señor, te elevo esta plegaria con toda la sensibilidad de mi corazón y espero prontamente tu ayuda. Muéstranos tu Misericordia y escucha nuestro clamor. Hemos depositado en Tí nuestra confianza. Recibe nuestra gratitud.



¿Tú piensas que yo he estado indiferente a tu situación? ¿piensas que en algún momento te he abandonado? ¿me crees un Padre poco generoso?. No, no es así. Siempre te tuve en cuenta y mucho más de lo que te imaginas. Pero, no desesperes, hay solución para tu pedido. Pero antes te diré algo, presta atención.

Cuando todo era bonanza y tu situación era desahogada, Yo todo lo disponía. Cuando había alegría, seguridad y esperanza, Yo todo lo permitía. Pero tú no te dabas cuenta. Mi amor por tí y tu familia lo derramaba incesantemente, a pesar que no me llamabas, a pesar que no orabas, a pesar que no me lo agradecías. Ahora lo haces y está muy bien, y espero que perseveres más aún.

Te he puesto a prueba para ver tu fidelidad, para que puedas mirar siempre al cielo tanto en los buenos momentos como en las pruebas y angustias. No temas. Ora! ora siempre, a cada momento. Llámame, te responderé. Las aves no trabajan, no hilan y sin embargo las atiendo. ¿como podría dejarte de lado?

Sé bien tu situación y habrá pronto un gran milagro. Ten confianza, pero afánate también por la comida que perdura. Clama por el alimento que te saciará abundantemente, suspira por lo eterno. Ahí tendrás un lugar seguro y Yo seré tu refugio y tu amparo en todas las circunstancias de tu vida. Ahí encontrarás seguridad y respuesta concreta a tus necesidades. No te olvides de Mí. Invócame cada día y estaré a tu lado. Como Pedro, vuelve a tirar la red...y muy pronto recogerás más de lo que te imaginas! Mantén tu fe.

Apotegmas

La literatura del desierto es accesible gracias a las Sentencias de los Padres del Desierto llamados Apophtegmas, de final del siglo III, ...