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martes, 31 de julio de 2012

Soplo



Señor, hazme humilde, que no me olvide que todo viene de Tí. A veces siento que no puedo responder a las necesidades de las personas y me parece que me veo desbordado y que es poco lo que yo puedo dar. Y creo que es así, porque por sí solo no puedo dar nada de nada. Sin embargo, si hay algún éxito, increíblemente me lo adjudico en forma socarrona, lo gozo y me creo algo sin serlo. Que no me olvide... Hoy reconozco la importancia de la oración continua, siempre, a cada minuto porque solo Tu con tus dones nos permites dar respuesta adecuada a lo que tenemos que resolver. Señor, dame la gracia del convencimiento que debo rezar con perseverancia y confiar en tu poder y en tu asistencia. Que no decaiga nunca, que cada día me estimules más a aspirar a un segundo de tu gracia inigualable. Envía al Paráclito, al Defensor y al que asiste, al que ve en lo secreto, al que descubre lo más recóndito, al que construye la Paz, al que interviene en el momento menos pensado, al que ve todo y no se le escapa nada. Envíalo, Señor. ¿ Que podemos saber de los demás y lo que le debemos decir? ¿Cómo puede tener fuerza y eficacia nuestra palabra ? ¿ Que es lo que necesita esa persona ? ¿ Cómo podemos ayudar a que alguien pueda cambiar su forma de ser y de pensar cuando nos parece que eso resultaría prácticamente imposible por los hechos...? ¿ Que es nuestra palabra, sino mediadora de contenidos egoístas, caprichosos y muchas veces hasta inadecuados e impertinentes ? Señor mira nuestra limitación por todas partes. Nos impide redimensionar y enriquecer lo estrictamente humano y el vínculo y el encuentro con los demás, a veces, se va empobreciendo y se vuelve infructuoso. Hoy, ante cada experiencia que me pueda venir te pido: Que me vuelvas humilde y que me recuerdes que debo gritarte para pedir siempre tu auxilio divino, y esperar con paciencia y confianza el desarrollo y solución de cualquier obstáculo. No dejes que mi orgullo y vanidad me hagan creer que algo viene de mí. Señor, que sea solo sarmiento que dependa en todo de Ti, la verdadera Vid. Y que me vengan al corazón tus palabras para no envanecerme: Y cuando hayan hecho todo lo que tenían que hacer, digan: somos siervos inútiles que no hacíamos falta. Necesito de tu Mirada misericordiosa para que cada día compruebe que con cada persona con quien me encuentro Tu estás siempre interviniendo y estás obrando entre los dos para que la Verdad salga a luz. Te pido que esto lo pueda ver en carne propia esperando ese milagro cotidiano, esa intervención divina que da certeza, que convence, que nos maravilla y que nos hace creer y cambiar. Entonces, solo El, Señor, el espíritu de la verdad puede acompañarnos en esta aventura. El viene con sus dones valiosos y yo creo que más que nada viene con Tu Palabra, ahí con la palabra justa en el momento preciso. No lo sentimos, no sabemos donde está, no lo podemos ver con los ojos, pero sabemos que está, tú, lo prometiste. Necesitamos la gracia de depender del espíritu santo si queremos vivir en armonía y en lágrimas de gozo. Señor, que tu mano poderosa y tierna, derrame en respuesta a nuestro grito diario, la santidad y la verdad del espíritu santo. Ven, no te escondas. Golpea suavemente nuestra angustia. Pasa y hazla desaparecer. Instálate Tú, con tu alegría y con tu fuerza, ¿ sabes porqué ? Porque a veces si tú estás podemos derramar las lágrimas de alegría más hermosas que un ser humano pueda gozar y disfrutar. Que no lo olvide: no se puede comparar ese segundo con ninguna otra experiencia humana por más gratificante que parezca.

Sabiduría

Señor, antes de escribir, te pido que tu Espíritu me envíe el don de sabiduría para que tus palabras se plasmen en estas líneas. Solo tu verdad es capaz de escribir lo que nosotros no podemos, justamente porque nos falta este don y sobremanera hay que pedírtelo con insistencia. Señor, algo que leí decía que el principio de la sabiduría es tener necesidad de Ti. Si nos creemos sabios, no te necesitamos y te dejamos a un costado. Nuestro orgullo, que es muy engañoso y dominante nos hace creer que nuestros logros surgen de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad, cuando la verdadera humildad es más que nada reconocer que todo lo bueno viene de Tí. El misterio de tu espíritu a veces, cuando estamos disponibles y abiertos a tu soplo, se instala y gobierna nuestras palabras y las decisiones que debemos tomar en cualquier circunstancia. Yo me pregunto y trato de pensar como salen nuestras palabras... tengo que hablarle a alguien, a una persona que está necesitando de una palabra adecuada... Que increible proceso debe sucederse para que salgan tal o cuales palabras y no otras. Si está la sabiduría, Ella se encarga en el misterio más total de unirlas y seleccionarlas para que se verbalicen de la forma más clara y convincente y así ayudar a quien las está esperando. Regálanos entonces, la necesidad de la súplica, del pedido, de la oración con fuerza para que Ella venga en nuestro auxilio. Reconozco que no lo hago todos los días y no me abandono al despertar a la súplica fervorosa para que yo sea digno de recibir la fuente sabia y transparente que el Espíritu regala en la gratuidad de su don. Si todavía no siento necesidad es porque sigo siendo orgulloso y verdaderamente ignorante. Pero sé que tampoco pido porque no tengo resuelto el gran problema: LA CONFIANZA Y EL ABANDONO. Siento que no está desarrollada en mi ser la confianza y la fe en Tí que todo lo puedes. A veces, como no puedo ver ni tocar, me digo que todo esto es una locura, que no existe nada y parece que estoy viviendo un gran vacío. ¿señor, como entonces adquirir la confianza, base de la sabiduría? Mi corazón pareciera que no registra esa sensación de seguridad y confianza en tu poder. Dudo, vacilo, pregunto, miro indirectamente y estoy anclado en la depresión y en la desesperanza. Señor ¿cuando tendré esa certeza maravillosa en mi corazón de lo que significa abandonarme en tus brazos ? Sé que no lo lograré por mi mismo, sino solamente a través de la súplica y de la gracia. Que tu espíritu, en su sabia ternura, penetre la roca de mi corazón y de a poquito me haga sentir que estoy viviendo la tranquilidad de estar permanentemente en tus manos y en tu cuidado. Señor, mano de misericordia y de bondad, escúchame: Hoy dirijo esta súplica ferviente para pedirte que me regales la confianza, que no decaiga nunca para que cada día cuando lo empiezo recurra a Ti y la sabiduría sea mi compañera en cada acto y palabra que pueda decir. Regálame la confianza, ya que confiar solamente en Tí es la verdadera sabiduría, que nos hará audaces y nada temerosos para enfrentar los acontecimientos de cada día, que son muchos y difíciles. Sensibilízame en el deseo de aprender a ser sabio para tener algo que podré volcar a los demás y enderezar correctamente mi propia vida. Adviérteme a través de pequeños signos la senda de tu Voluntad, para que desarrolle un espíritu sobrenatural y continúe pidiendo, suplicando y gritando:Señor, envía cada mañana al levantarnos el don de la sabiduría. Renueva nuestro corazón con la gracia de la confianza.

Remembranza

Te acuerdas Señor, de aquel momento sublime cuando decidí decirte: SI. Vivía enamorado de Ti, rezaba diariamente, oraba sin cesar, estaba continuamente en diálogo contigo y vivía contento y muy feliz. Atendía a todos los que me requerían, siempre tenía una palabra de aliento y esperanza para los pobres de espíritu, hacía tal novena, ofrecía muchos Rosarios a la Virgen, miraba permanentemente hacia el cielo para trabajar bien en la tierra. Que momentos ... Durante algunas semanas misionaba en aquel pueblo, volvía y preparaba la Fiesta de Nuestra Señora, la Iglesia estaba adornada de multicolores flores y el cansancio no se hacía ver. Confesaba con gusto y me preparaba varias horas para que la Misa fuera el momento más sublime de encuentro con tu santísimo cuerpo y tu santísima sangre. Pero, el tiempo ha pasado. Hoy, ya no es así. No está aquella chispa que inundaba mi vida y me estimulaba con audacia a buscarte. No tengo el espíritu de oración profunda que bendecía y gobernaba mis comportamientos y proyectos. Hoy casi no tengo tiempo. Estoy sumido en un mar de actividades, ando de aquí para allá y a veces ni me acuerdo de Ti. La rutina se ha instalado en mí y me siento desmotivado. Me vienen a la cabeza dudas, cosas que no hice y me pregunto porqué no las hice y la carne se ha despertado y afila punzante cuando estoy desprevenido. Hoy estoy solo, sentado a la sombra de una tenue luz. Me siento cansado, desvitalizado, sin ideas y hasta preguntándome: ¿para qué? ¿qué me ha pasado Señor? No temas!!! Te entiendo y te comprendo. No dejé de estar un segundo a tu lado. Es más, dejé pasar esos momentos y no intervine, para que hoy, me contaras tu preocupación y volvieras a desearme con más intensidad. Estoy aquí, sentado contigo en la otra silla, escuhándote y amándote. Pregúntame!!! Si no hay palabras recogeré con ternura tus lágrimas. Ya me dicen mucho. No estás viejo, ni cansado, simplemente estás dormido, pero la semillita, aquella que te regalé, en -tu gran día- está en lo más íntimo de tu corazón, prendida y fulgurante. Siempre hay tiempo para volver a comenzar, siempre hay un momento especial para recobrar la gracia perdida, siempre habrá necesidades y almas sedientas de mi AMOR. Todavía te queda mucho por delante. Dime: ¿qué quieres que haga por tí? En un día puedes hacer todavía mucho más de lo que no hiciste en años. ¿quieres volver a empezar? Ora, ora y ora. Estoy en tí. Déjame tomar tu mano y elevemos juntos lo que el Padre está esperando: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal, amén. ¿cuento contigo?

Presencia

Señor, envía tu Espíritu: que nos santifique y haga de nosotros instrumentos dóciles al servicio de los demás. Cuando venga la duda y nos preguntemos ¿que es esto? sopla tu espirítu. Cuando estemos solos y nos falte la motivación suficiente para seguir perseverando, envía con fuerza tu espíritu. Cuando no tengamos voluntad de orar y el esfuerzo decaiga, sopla tu espíritu. En los días que no podemos estar contigo y el tiempo pasa sin que Tu pases por nosotros, abre la puerta y envía de la Sombra la dulce claridad y compañía de Aquel que realmente es espíritu y verdad. En los días que más quiero tu luz y no aparece la presencia de tu Amor, levántanos la mirada para esperar y gritar: ven espíritu santo, ven, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. En los momentos que me detenga y desatienda las llamadas de los demás, te pido Señor, que la luz y el susurro de tu Espíritu me despierten; concédeme pues, el hablar para que las emociones salgan puras y transparentes, y un mirar que haga visible la dulzura de tu Misericordia, de manera que pueda brindar un servicio cálido y desinteresado a quien lo necesite. Gracias por la estrella que está debajo de nuestro corazón, siempre a la sombra y llenando un espacio vital. Gracias por esa mujer de fuego que enciende la leña al soplo del que no tiene momento de llegada. Gracias por la Virgen, Señor, porque nos hace estremecer, orando en el Espíritu con su único deseo de que Tú y yo nos encontremos.

Indiferencia

Señor, me he vuelto indiferente. Te lo quiero confesar. Hoy, el recuerdo de tu Palabra me ha hecho meditar y he quedado muy apesadumbrado por la esterilidad de mi respuesta cotidiana. Estoy muy ocupado en actividades exclusivamente humanas y la ambición de poder y prestigio me han hecho prisionero de mí mismo. Que lejos estoy de dejarme impregnar e invadir por la gracia sobrenatural que haga que mi ser y mis conductas, signifiquen para los demás un reflejo de tu rostro. ¡Me he instalado en la indiferencia! Señor, deseo recordar tus palabras en la íntimidad de una plegaria, para que el Espíritu Santo me despierte y transforme mi pétreo corazón. No quiero perderme en las palabras y en las intenciones, sino que tu Palabra de verdad comience a limpiar las resistencias que me impiden recibirla y vivirla. Espíritu Santo: sopla tu DON, despiértanos: "Vine a llamar a los pecadores para confundir a los sabios. Amame por encima de todas las cosas. Soy tu maestro, tu estrella, tu ejemplo y tu confidente. Estoy en tu corazón. Ama al prójimo como a ti mismo, socórrelo, aýudalo siempre. Parte tu pan con el hambriento y viste a los desnudos. Práctica la limosna, escucha a los atribulados, a los pobres, a los solitarios... entonces amanecerá en ti una luz como la aurora y serás una antorcha dificil de apagar. Haz el bien siempre sin mirar a quien. Persevera en el bien y tendrás tu recompensa. No des lugar al mal, porque los espíritus malignos siemprer están al acecho. Combátelos con la armadura de la fe. No dejes guiarte por la carne y sus concupiscencias, sus pasiones desordenadas, porque sus consecuencias son: lujurias, riñas, disputas, envidias, separaciones y rencores. Sigue al espíritu y encontraréis paz, paciencia, caridad, misericordia, mansedumbre y amor. Velad y orad con persistencia, porque mucho puede la oración asidua del justo. Ten mucha confianza en Mí y confianza en conseguir todo lo que pidieres con fe, en la oración. Si pecas, arrepiéntete con todo tu corazón, pídeme perdón, busca la penitencia y mi paz estará contigo. Por nada os desmayéis, la tribulación edifica, ejercita la paciencia, ésta prueba nuestra fe y la prueba engendra la esperanza que no quedará burlada, porque mi caridad ha sido derramada en tu corazón por el espíritu santo que te he dado. Si estáis tristes, orad y si estáis alegres, cantad salmos de alabanza porque yo me regocijo. Para mí nada es imposible, todo el que crea no será confundido. Acuérdate: El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que si lo halla un hombre, lo encubre de nuevo y gozoso del hallazgo, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo. Sin mí nada podéis hacer. No me puedes engañar. Lo que el hombre sembrare, eso recogerá. Sed un verdadero templo de oración y te darás cuenta que soy la verdadera puerta. Alábame. Humíllate y serás ensalzado. Mantiene la caridad la cual es atadura de perfección y todo cuanto hagáis hacedlo en mi Nombre. No quiero holocaustos ni sacrificios, cumple la voluntad de mi Padre. Dad siempre gracias por todo lo que recibes. Agrada al Padre haciendo el bien. Usa de la misericordia, de la humildad y del perdón. Calla a tiempo y tened prudencia, así serás honrado por todos. No digan mentiras tus labios, no maldigas, no condenéis. Ama a tu enemigo y házle el bien. Vive en continua actitud de conversión para que me testimonies como el Resucitado. Siempre y en todo momento, estoy contigo. Necesito tu oración." --

Gratitud

¡Gratitud! Palabra que a veces la hacemos esperar. La dejamos olvidada, guardada, a los lejos... y nos cuesta expresarla con espontaneidad y sinceridad. La gratitud es volverse humilde para dar gracias a Dios que nos ha ayudado y ha hecho posible lo que nosotros no hubiéramos podido por sí mismos. Es la consideración en un momento del día que debería plasmar un estado afectivo de gozo y alegría por haber sido retribuidos por el misterio de la gracia. Gratitud es el silencio y la mirada fuerte fija en Aquel que la está esperando. Es una actitud reverente de hacer presencia al Invisible, al que todo lo puede, al que nos asiste en los pequeños y decisivos detalles de la vida cotidiana. La gratitud se ausenta cuando huele amor propio y orgullo. La vanidad la esfuma por completo y la arrogancia la destruye para no volver a renacer. La descortesía provoca el olvido y nos enceguece para percibir las maravillas que el Señor nos regala durante el día. ¿Y si no vemos por esa tela de niebla que oscurece nuestra visión, que vamos a agradecer, entonces? Señor, perdóname por los años de ingratitud y por el silencio egoísta que de alguna forma marca el atribuirme lo logrado. Que vivencia triste siento hoy por desconocerte y no haberte dado las gracias en la cantidad grande de veces que interviniste sin que yo lo pudiera reconocer. Que ciego estaba ! Quisiera pedirte la gracia para que me despiertes y mañana me levante con otros ojos y un nuevo corazón. Que mi espíritu alabe y cante la grandiosidad de las cosas más insignificantes que se nos presenten, porque en todo está siempre tu mano. Hoy, ahora me doy cuenta que estuviste firme y constante, en la palabra acertada, en la mirada suave y tierna que transmitió sin palabras tu parecer, en la decisión adecuada que estimulaste para que otro la tomara en el momento justo, en muchos momentos y en varias circunstancias... ¡Permanentemente estuvo tu silenciosa pero firme presencia, aunque no nos dimos cuenta.! Que el Espíritu Santo día a día nos avive el recuerdo de tus maravillas. Perdona entonces nuesto olvido y acepta nuestra sincera gratitud. -- ¡Señor, gracias por tu Misericordia! A muchos santos les preguntaron en vida, cual era para ellos el aspecto más saliente de tí, Señor, por el cual se enamoraron. Es decir, con que gracia los heriste de Amor para así poder gritar: El Señor es...la hermana pobreza y el amor no es amado según Francisco de Asís o la Eucaristía, Confesión y la devoción ferviente a la Virgen, pilares de San Juan Bosco. En estos días, Señor me he preguntado: ¿y que has sido tú para mí? Yo respondería: MISERICORDIA. Porque cuando estuve caído por el pecado, me levantaste, porque cuando lejos y distante de tus caminos, me volviste a guiar, sin hacer preguntas, porque cuando enfermo, tu bondadosa mano me sanó...y cuántas y cuántas cosas, Señor. Aún yo no sabía que me estabas amando desde el vientre materno. Me perdonaste, recibí gozoso tu dulce amparo y empezaste a dar luz a mis sendas. Me hablaste al oído y al corazón suavemente y nunca te detuviste. Me tomaste como a tu hijo amado y me abriste los ojos para que despertara. Y cuando creí que te habías ido, merodeabas mi puerta y tú cristalina mirada imponía palabras: ¡Aquí estoy! Siento así tu Misericordia Señor, recibe entonces mi gratitud, porque todo es gracia, todo es don, todo es gratuidad, todo se recibe y no hay palabra que abarque la dimensión infinita de tu presencia indescriptible. Pero estas cosas maravillosas, no fueron las que realmente me cautivaron, porque falta una pequeña palabra, que ella sí, por sí misma termina por materializar la profundidad de tu amor misericordioso: "perdón". Cuando el pecado pudo instalarse y no era capaz de levantar los ojos, justo ahí en ese instante, inexplicable e inesperadamente, tú apareciste en un signo, en una caricia de amor y de ternura y me susurraste: ¿donde tu falta? ¿donde tu falta? No la recuerdo! Sabes Señor, que rompía en sollozos y una alegría inmensa inundaba mi corazón. Sentí ahí la grandiosidad de tu misericordia: amar a pesar de... amar por encima de todo...amar olvidando y perdonando, soportando todo, amar cuando es la única oportunidad donde el amor tiene lugar, para que sea verdadero AMOR cristiano. Tu Misericordia me cautivó, Señor y me instruyó. Sea entonces mi gratitud y mi alabanza, por tu don, por tu gracia y por tu ESPIRITU.

Gozo

Los caminos de Dios son únicos e imprevisibles. Tienen la característica de que se hacen esperar y están marcados por el silencio más profundo. Ya están delineados pero que misterioso que es Dios al darnos pocas pistas para saber por donde están. Pero están y solamente hay que saber esperar. En este misterio de la Fe, Dios nos va regalando dos preciosas virtudes: la paciencia y la fidelidad. Paciencia para seguir caminando a pesar que no se sabe donde se pisa y hacia donde vamos. Y fidelidad por esperarlo y por la certeza que en el momento menos pensado se abre un surco de claridad y con el sello de su "respuesta". Mientras, si no estamos lo suficiente fortificados nos invade la incertidumbre y la ansiedad y en la medida que éstas aumentan más Dios hace silencio porque le estamos diciendo que no! que no creemos en su camino, que no sabermos esperar pacientemente, que no confiamos en su divina providencia, que somos débiles por carecer de los ojos fijos en Aquel que todo lo puede. Señor, danos la gracia para que nuestros ojos miren hacia al cielo y te invoquemos, pidiéndote lo único que nos falta: ¡el gozo de la presencia del espíritu santo en nuestro corazón! Cuando las fuerzas se debilitan y la voluntad comienza a marchitarse, Tú deseas fervientemente que gritemos tu asistencia para venir en nuestra ayuda y desplegar tu santificadora Sombra, la misma que cubrió a María en Nazaret, tu Madre, para engrendrarte con júbilo y alegría. Señor, sé que estás atento a nuestros más mínimos deseos; entonces atiende esta súplica y esta gracia que te pedimos: Envía tu espíritu! Que El con su energía y su fuerza arrolladora penetre la piel de nuestro cuerpo para llegar al corazón y bombee torrentes divinos de adrenalina y así saber que tu presencia nos transforma en la medida que recibimos tu AMOR. Señor, envíalo cuanto antes, ahora. Sabés que lo estamos esperando porque El viene sin tardanza. Ven espíritu santo, ven, santifícanos y gozaremos de unos instantes de alegría que no tienen comparación. Ven, esperamos todo de Tí. Ven. Nada sin tu asistencia.

Egoismo

A veces nuestras preocupaciones nos desorganizan internamente y no vemos más allá de lo que pensamos y sentimos subjetivamente en ese momento. Nos domina el orgullo porque confiamos en nuestras soluciones y puntos de vista personales. Sin embargo EL, siempre está presente y sólo espera un grito y una súplica sincera para correr en nuestro socorro. Gran drama del hombre, tener que dejar momentáneamente la solución y esperar... Todo se dilucidaría si en ese instante decisivo decidimos detenernos y... gritar. El nos respondería: Aquí, estoy. ¿qué necesitas? Yo obraré por ti, abandónate, renuncia y deja. Yo puedo ver lo que tú no eres capaz, hacer lo que a ti te parece prácticamente imposible y cambiar en un soplo cualquier situación. Escucha, atiende, siéntate un poco, respira y mira hacia lo alto. Yo estoy contigo siempre para ayudarte y ampararte. Déjame a mí, córrete a un lado, ten plena confianza en lo que puedo hacer por tí. No te defraudaré. Ven entonces Espíritu Santo, envía tu poder y tu fuerza y seremos salvos. Ven y hazte entender. Envía a nuestros oídos suaves y delicadas sugerencias. Deja una marca indeleble en tu paso. Ven y santifícanos.

Dolor

Hoy Señor, en la soledad de mi dolor, brota de lo más profundo de mi corazón, un grito de súplica hacia Tí. Tú sabes todo Señor, tú conoces el antes, el durante y el después. Conoces las circunstancias tan especiales que me afligen, el miedo, el temor, la incertidumbre, la desesperanza, todo eso que Tú bien sabes que está embargando mucho mi corazón. Hoy Señor, miro a los cielos en busca de tu tierna mirada para que me ayudes, porque creo y siento que tu Misericordia es grande, muy grande. Sabes que me pregunto con insistencia: ¿qué debo hacer? ¿qué decisión debo tomar? ¿habrá solución? ¿se producirá un milagro?... Son muchas las preguntas pero no puedo percibir con claridad la respuesta que tanto ansío y espero. Señor, en tu infinito Amor, envíame el poder y la luz de tu Espíritu. Te ofrezco el silencio de mis ruidos internos, mi ansiedad, mi desasosiego y en profunda calma me abandono en tus manos. Te pido la gracia de estar receptivo a los signos del Espíritu, para que así pueda comprender y aceptar tu Voluntad, que allane y limpie el camino de los obstáculos que en este tiempo se me presentan de manera tan particular. Que El me guíe, me ilumine y me llene de su paz. Que me proteja, me sostenga y que no permita que mi mente y mi corazón, vacilen. Ahora Señor, que estoy hablando contigo, ¡siento que tu Luz vendrá! Padre, envíame y rocíame con el Amor de tu Espíritu. Recibe mi sincera gratitud.

Discernimiento

EL BUEN ESPIRITU Que hace: Sólo Dios puede obrar directamente sobre el entendimiento, la voluntad y la sustancia del alma. No confundas esta consolación sin causa precedente, con los momentos en que luego reflexionas sobre ella. Respeta nuestra responsabilidad y libre albedrío. A los fervorosos da consolación y fortifica. A los pecadores, les infunde remordimiento para la conversión. A veces, se oculta, pero nunca se disfraza de mal espíritu. Retira las consolaciones sensibles, para purificar, enseñar, consolidar. EL MAL ESPIRITU Que hace: Obra a cinco niveles: tentación, opresión, obsesión, posesión e infectación. Pretende sojuzgar nuestra personalidad. A los fervorosos intenta acobardarlos o envanecerlos. A los tibios: apegos o tentaciones por sorpresa en puntos débiles. A los pecadores los deja satisfechos con sus pecados. A veces, se disfraza de "Angel de Luz", propone un buen comienzo para llegar a un mal fin. EL BUEN ESPIRITU Que dice: Inspira ideas verdaderas, fructuosas, espirituales. Fe en Cristo y sus enseñanzas. Adhesión a la Iglesia. Humildad, docilidad, rectitud de intención. Pureza, amor a la cruz cada día, perseverancia. Inspira la Verdad. EL MAL ESPIRITU Que dice: Inspira ideas falsas o huecas, mundanas. Incredulidad, tentaciones contra la fe, superstición, rebeldía. Vanidad, obstinación, intenciones torcidas. Impureza, aversión a la Cruz de Cristo, inconstancia. Sobre una inspiración divina, puede añadir un elemento malo: vanidad, exceso, inoportunidad. EL BUEN ESPIRITU Que deja: Amor, tolerancia, benignidad, bondad. Templanza, dominio de las pasiones, equilibrio, paciencia, perseverancia. Gozo, paz, confianza en Dios. Sencillez de corazón, apertura de alma. Claridad, libertad interior. Crecimiento, aunque pueden persistir hábitos anteriores o fragilidades accidentales. Apertura para con los carismas de otros. Remordimiento profundo por la falta cometida y con deseo de repararla. Si no lo resistes, viene con paz. La gracia mística suele ser una experiencia inconfundible, aunque después te pueden venir temores de haber sido engañado. No recuerdes golosamente las visiones, perfumes, audiciones. Si son de Dios producen bien por el hecho mismo de llegar al alma, pero son ocasión de engaño si luego las andas saboreando. EL MAL ESPIRITU Que deja: Intolerancia, rencor. Excesos, queja, desaliento, turbación. Amargura, desesperación, confianza en sí mismo o en ayudas terrenales. Tinieblas o falsa luz, opresión, remordimiento, fanatismo, obstinación. Declinación espiritual. Lo bueno puede venir del demonio cuando quita alguna cosa mejor, induce a hacerla mal o estorba el fruto interior. Destrucción del Cuerpo de Cristo; éxitos aparentes. Remordimiento que no se refiere tanto a la culpa cuanto al sonrojo de verte con ella; trae inquietud o desaliento. En el momento de la ilusión suele haber inquietud, pero luego la obstinación añade seguridad. Cuando descubres una serie de pensamientos engañosos, repiensa el proceso para descrubrir la táctica del diablo. Ora y suplica entonces el buen discernimiento. Base bíblica: Rom,7 15-25 8,1-28 1Cor, 2, 10-16 12, 1-31 14, 26-33 2Cor, 6,1-10 11,14 12,12 Gal, 5, 16-25 Ef, 5, 1-20 Tes, 5, 12-24 Hebr, 2, 1-4 Sgo 3,17 1Jn

Desesperación

Señor, para tí vivirá mi corazón y respirará mi alma. Tú me sanarás y me devolverás la vida, mi enfermedad se cambiará en salud. Tu has salvado mi alma de la fosa vacía; porque te echaste a la espalda todos mis pecados. (Is.38) Yavé te asegura: en el momento oportuno te atenderé. (Is.49) No tendrás que temer desgracia alguna, pues contigo está Yavé. No tengas ningún miedo, ni te tiemblen las manos. Yavé tu Dios, está en medio de tí como un héroe que salva, él saltará de gozo al verte a tí y te renovará su amor. (Sof.3) En la oscuridad, momentos a veces de desesperación y desasosiego, el Señor permanece con la vela bien prendida de su Espíritu, alumbrando allí para seguir caminando y creyendo aún contra toda esperanza. En la oscuridad, ruta temblorosa de miedos y ansiedades, el Señor permanece atento y nos da su mano para sentir su calma y cercanía. En la oscuridad espacio de nubarrones y tormentas, el Señor permanece y deja filtrar tenuemente un rayito de su Luz que permite avizorar un firmamento más radiante en la lontananza de la espera. En la oscuridad, tiempo imprevisto de duda e incerteza, el Señor permanece y se aproxima en un susurro: ten FE, nada es imposible. La oscuridad es sólo un costado de las cosas, gira simplemente y la misma se irá disipando y ya quedará atrás, porque delante está El con su corazón palpitante y sus brazos bien abiertos de ternura y de bondad. Te repetirá incansablemente: ¿QUE PUEDO HACER POR TI? Cree pues y confía plenamente en El! Llámalo!!! pequeños milagros harán que derrames quizás alguna gran lágrima...

Cruz

Hijo, heme aquí: en el madero del dolor. Cuando ya agonizaba, tus sufrimientos y angustias estaban en lo más hondo de mi corazón. Doliente, crucificado, herido por la lanza de la injusticia, cargué con los dolores de muchos, con tus propios dolores y los hice míos, muy míos. Por todos ellos, sabiendo del Amor de quien me fiaba, pude decir: SI! porque sin cruz no hay domingo de resurrección, sin cruz no hay redención, sin cruz no hay caridad, sin cruz no puedes avanzar hacia el Reino de los Cielos. Hoy, yo puedo saber que tu dolor es lacerante e incomprensible, tú sabes que es así y no encontrarás respuesta ni explicación si continúas mirándolo solamente con ojos humanos. Aunque tus fuerzas ya no puedan tolerarlo más, aunque estés abatido porque la impotencia abre las grietas de tus sentimientos más profundos, y aunque la rabia, el fastidio, el "basta" se confiesen hoy tus amigos para olvidarme, ten siempre presente que nada de ello escapa a mi Misericordia. Ofrécemelos!!! Por más duros que sean, ofrécemelos y compartirás conmigo mi Pasión. Las enfermedades de tus seres más queridos, la soledad que invade tu existencia, el futuro sin horizonte, el trabajo que te falta, la incomprensión y el rechazo que padeces, tus sueños todavía irrealizables, tu desazón por la falta de sentido que día a día te acompaña, eso que te parece que no te puede suceder a tí, las separaciones, las pérdidas y tus frustaciones, la triste sensación de aquellos que te dicen: NO, todo, absolutamente todo lo que experimentes como dolor y sufrimiento, si lo pones de verdad y de corazón en Mí, alcanzará la corona de la redención y serás verdaderamente mi discípulo predilecto. Cada dolor que lanzas hacia las nubes en tu grito desesperante, no se perderá ni caerá en el vacío. Aunque tú no lo puedas entender, acepta con gozo el maravilloso misterio sobrenatural, y entonces... una flor se abrirá, un corazón seguirá latiendo, una reconciliación tendrá lugar en un lugar recóndito, no se podrá interrumpir la vida de un hermoso niño por llegar, un llanto se convertirá en alegría, y se abrirán corazones que despertarán la caridad y la esperanza. Y lo más importante: Yo estaré en medio de ello, y así cuando me llamen: Yo les responderé y cuando me pidan: recibirán y cuando golpeen: una puerta se abrirá. Hijo, no rechaces el sufrimiento. Hazlo carne y elévalo a los Cielos. Yo vendaré muchas heridas y sanaré al doliente!, déjalo en mis manos. Prepara el camino hacia la Eternidad, allí donde no habrá llanto, ni dolor ni crujir de dientes, allí donde me encontrarás cara a cara y donde tu gozo será completo y perenne. Mira las cosas con el ejemplo de la semilla que debe morir para que de fruto, entonces el dolor que puedas donar y ofrecer, arrancará un clavo de mi cruz y una espina de mi cabeza y este viernes santo que hoy te toca vivir, te lo prometo, será para siempre en tí domingo de resurrección. Vívelo, inténtalo y sé valiente! Confía en Mí, simplemente confía y espera. Vine para tí y te amo en plenitud! Todo lo tuyo lo hago mío y por tanto, te atenderé, pero pon de tu parte la oración. Reza, ora, y eleva plegarias sin cesar. Mi respuesta no se hará esperar.

Cómo me cuesta agradecer ! Entonces gracias Señor por la gracia que nos permite realizar en gozo lo que tenemos que hacer. Realmente ¿ si tu no estuvieras, que sería de nosotros ? Que podríamos hablar, decir, sentir sin Tí, sino estuviera la fuerza, la claridad, la coherencia de ese espíritu que todo lo hace bien. Señor, quiero manifestarte mi alegría porque estuviste y estás siempre que te necesito. Creo que el espíritu santo es tu mano derecha, es el soplo gratificante que da luz y verdad a nuestras palabras y hechos. Nada sin tí, Señor, nunca, absolutamente nada sin tí. No puedo expresar en palabras certeras lo que es la acción de tu espíritu en mí, cuando lo llamo y le pido con esfuerzo y a veces con perseverancia, su asistencia. El viene, él está, él hace acto de presencia, dulcifica la mirada, nos hace sentir canales e instrumentos y sentimos que solo fluyen palabras que no surgen de nosotros y ahí comprobamos la gracia. Pero Señor, soy desagradecido y lo sé y a veces no hago nada por superarlo y me quedo y exijo y espero y cuando él no llega para que aprenda la paciencia y la virtud, me pongo ansioso y parece que no tiene sentido mi vida y después me siento mal. Por favor, Señor, entiéndeme, ayúdame, dame fuerzas para creer y confiar y seguir a pesar de todos los obstáculos y situaciones que se me presenten. De mañana, parece que tengo que empezar a levantar una carga pesada y nunca lo hago con alegría por el solo hecho de ofrecértelo a Tí. Juego siempre a dos aguas, un paso aquí y otro que queda estancado y no desarrollo ese SI grandote que hace tiempo quisiera sentirlo en mi corazón. Estoy atado Señor, oprimido a veces, con esperas que se hacen interminables, esperas decisivas para cualquier persona y tu silencio me paraliza, me petrifica y me angustia. Guardo mucho como lo ves, sí, guardo egoístamente y siento que me es imposible cambiar en este sentido y a veces me aburro y quedo solo, esperando... Tengo momentos que no entiendo ni adonde estoy parado por más que sé con profundidad que Tu estás y me lo hacés ver continuamente, en el signo, en la palabra y en hecho más banal de la vida cotidiana. Pero lamentablemente no puedo expresar lo que realmente soy y siento y hacia donde voy, si es que voy a algún lugar porque no lo puedo avizorar en lo más mínimo. Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Cuál es tu voluntad en mí? Sabes que hace tiempo que no puedo más y todavía, tengo temor ante tí y me falta en verdad la confianza y la fe ciega que solo las puede dar el AMOR, el amor que no tengo y que es renunciar y y dejarme llevar y CONFIAR. Hoy más que nunca, ya que hace mucho tiempo que no escribo con ganas y con lágrimas, te pido con todo el deseo la delicadeza y la compañía del espíritu santo. Solo él me podrá acompañar y hacerme sentir que estoy vivo, ahí, donde se presente y me espere. Derrama un poco de tu misericordia y más que nada tu ternura, la estoy necesitando. Escúchame y ten presente mi súplica. Que tu luz me siga fortificando y acompañándome en la búsqueda y en el deseo de saber y poder cumplir tu Voluntad. Gracias. El Evangelio dice que esta simiente es más pequeña

Consuelo

Hijo, cree en mis palabras: Yo te consolaré. Te sostendré con mi dulce mano y afirmaré tus pasos. Cuando sientas que todo está derrumbándose, cuando la desesperanza se abra camino en tu horizonte, cuando la oscuridad haga remolinos para que la soledad sea tu compañera, vuelvo a decirte con fuerza: Yo te consolaré! Ven entonces a visitar mis prados, allí encontrarás la hierba verde del descanso y el agua clara y cristalina del susurro de mi Espíritu. El te confortará, para que recobres la esperanza y tu mirada perciba el surco brillante que aventará el peso del dolor. Confía, cree y espera. No estás solo, porque en ningún momento he dejado de estar a tu lado. ¿qué necesitas hoy de mí? ¿qué problema no puedes resolver? ¿por quién de tus seres queridos quieres interceder? Deja de llorar, deja por un instante tus lamentos a un lado y mírame! Mírame y no digas una sola palabra. Mírame fijamente con los ojos de tu corazón. Permite a tus sentimientos que liberen la angustia y simplemente óyeme. Esparciré a tus pies pétalos de rosa para que tu caminar sea liviano. Te ayudaré a llevar la pesada carga, la pondré sobre mis hombros y marcharé contigo hasta donde sea necesario. Ven conmigo, no temas. Hablaré a los árboles para que sus ramas se abran imperceptiblemente y dejen atravesar el tenue brillo del sol que te conducirá a la claridad de un mañana más venturoso. Sí, mañana será un nuevo comienzo. Paso a paso seré tu compañero, abriré tu entendimiento y escucharás melodías maravillosas que te encandilarán como el perfume de una flor. Detente por favor, mira atrás, mira cuánto hemos avanzado sin darnos cuenta, hagamos pues un descanso. ¿acaso estás aguardando mi palabra? Presta atención: vendaré a la oveja herida; fortaleceré a la enferma; antes que me llamen les responderé y antes que terminen de hablar habrán sido atendidos; mis servidores cantarán con el corazón lleno de felicidad; no temas pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino; Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida; si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos y Yo rogaré al Padre y les dará otro Intercesor, que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de la Verdad. No olvides este encuentro, puedes llamarme amigo y seré fiel contigo en todas las circunstancias. Jamás te defraudaré, recuérdalo! Pero busca en todo Mi Voluntad, aunque no la entiendas, aunque no la comprendas y te asalte la duda y la incertidumbre. Aspira a que se cumpla por entero mi Voluntad y cree con profunda certeza que ella será lo mejor para tí en ese preciso momento que te toque vivir.

Constancia

Si clamamos al espíritu santo para pedirle el don de la oración continua, tal deseo se instala en nuestro corazón de tal forma, que los minutos desperdiciados conscientemente en hechos que no son de oración, se transforman en un estado de angustia que nos hace pensar el alejamiento del Señor. Es buen índice, porque refleja lo bueno que es estar misteriosamente en la presencia de Aquel que nos ama. Pero deseo de corazón que el espíritu santo no me deje ni un momento y con sus soplos active permanentemente esa necesidad que es una gracia y que solo cuando nos damos cuenta de que no la tenemos, recién ahí le damos la importancia debida. Señor pérdoname por estar ausente ese tiempo que verdaderamente no lo dediqué a nada y que más bien lo perdí. Disculpa, pero recibe con sinceridad esta angustia que de alguna forma me deja contento porque es una angustia de no estar en Tí y ojalá que nunca desaparezca entonces. Señor, vuelve tu rostro de ternura y de piedad para disipar esa sensación de soledad y de tensión que nos invade y de la que a veces no podemos salir. Haznos experimentar tu Misericordia y saber que te alegras ante este comportamiento porque entonces confirmas que si te extrañamos es porque alguna vez vivimos intensamente tu presencia, ahí, en cada momento de nuestra existencia. Envía tu espíritu, el que ora con gemidos indescriptibles pero en silencio y en lo profundo del corazón. Que estemos abiertos a su soplo y muy agradecidos por su insistencia y su tierno desinterés. Nos hace bien sentir que nos ama y que nos cuida mucho más allá de lo que podemos imaginar. Que tu espíritu no se desprenda de nuestro caminar y nos allane los pasos para crecer en madurez e integridad hacia una auténtica vida de oración continua. Gracias.

Compañía

Estando sin Tí, hay un vacío y nuestra alma está inquieta. ¿ Quién eres y que tienes para que te necesitemos tanto? Vuelve tu soplo hacia nuestras heridas y grietas, y cicatriza con tu brisa los bordes negros y las manchas que deja al pasar nuestro pecado. Muéstranos las sendas y espéranos ahí para marcarnos el camino insospechable. Nadie te ha visto, nadie te ha podido tocar pero creo que sí, que de pronto un susurro imperceptible está ahí, marcando tu presencia. Espíritu de claridad ven y ampáranos. Cuando faltas la oscuridad es nuestra compañera y equivocamos el diario proceder. Tu eres la Verdad, la Luz y la fuerza del comprender. Eres misterio cándido y melodioso pero a veces no nos percatamos de tu sutil sugerencia. Estamos desatentos. Asáltanos y róbanos nuestras pertenencias, que son pesadas y que por defenderlas nos embarga la preocupación. Quiero escucharte y recibir tus palabras. Quiero estar disponible a tus dones. Ven Espíritu Santo, ven. Nada sucede sin tu asistencia. Todo es nada, sin embargo necesito segundo a segundo tu amistad. Escucha nuestras plegarias, nuestro grito y nuestra angustia. Que tu luz nos guíe y nos apaciente. Nos transparente el camino y en su recorrido, contemplemos y glorifiquemos al Dios único, santo y verdadero.

Clamor

Hoy clamo al que se hace escuchar, al que está atento siempre y en toda circunstancia. Ven espíritu santo, con tu música armoniosa infundiendo paz en nuestra alma y brindándonos el don del discernimiento. Aquí estamos perdiendo el tiempo sin poder zafar del poder casi omnipotente que tienen todas aquellas cosas que no son de Dios. La palabra clave se hace "ausente" porque nos interpela: RENUNCIA. ¿ pero porque renunciar a lo que Tú nos diste Señor ? Entonces comienza a engendrarse el gran drama del hombre: Resistirse o dejarse guiar por Dios. Y el hombre se opone siempre por el temor irrenunciable de perder su identidad. "Pedro... otro te guiará..." Y cada invitación a la renuncia lo sumerge en la depresión y en el vacío. ¿Qué hay más allá de esa línea divisoria donde Dios promete un Banquete al solo precio de la entrada de la renuncia ? En la oscuridad de la fe, el hombre queda bloqueado asegurando insistentemente sus pertenencias. Más vale lo seguro que el riesgo de perderlo todo. Y Dios le sigue diciendo: Piérdelo, déjalo, que lo que tengo para tí es muy superior, es algo que no se asemeja a nada de lo que existe. Y de vez en cuando, nos regala algún fulgurante destello, para mostrarnos que hay cosas que no son de este mundo, que son de otra naturaleza y no las podemos ni medir ni comprar. Es mucho el precio para el hombre y queda solo y sin saber que hacer. Señor, tú que eres el médico de los que no tienen salud espiritual y que tu esencia misma es la Misericordia, míranos. Ten en cuenta nuestra miseria y la sensación interior de no querer ni poder. Toma nuestro corazón de piedra, duro como una roca y ablándalo con tu ternura. Entra si hay todavía alguna fisura y pon con tus delicadas manos el don de la gracia. Limpia el óxido de nuestro orgullo e impaciencia. Barre todo lo que no sirva y que está molestando. Regala las pertenencias más exclusivas que nos hacen ricos a los ojos de los demás pero paupérrimos en tu Reino. Pon nuevos muebles y lindos manteles, que la luz del sol invada en forma imperceptible el rincón de nuestros más caros sentimientos. A lo lejos, que se escuchen sonidos melodiosos en un clima de paz y fiesta. Y que al atardecer cuando estemos prontos, vengas a nuestra casa y golpees. Capaz que puedo abrirte al instante y te haré pasar. Estaré temblando por tu presencia, mis ojos llorarán, mi corazón se ensanchará y estoy seguro que no habrá entre nosotros ninguna palabra. Solamente el silencio envolvente que lo dirá todo. Te irás y sabes Señor, que mi corazón aguardará otro momento con la maravillosa alegría cierta de volverte a ver. El día no volverá a ser igual, Tu estuviste...

Búsqueda

Buscar a Dios es el fruto de una paciencia que espera Es la fidelidad puesta a prueba Señor, hoy quiero hablar contigo. Concédeme la luz y la paz interior para susurrarte lentamente lo que me está pasando y a su vez sentirme escuchado. Hoy es tiempo de una gran prueba interior, tu purificación para conmigo. Te siento como el Podador, estás arrancando de cuajo lo que no sirve y preparas el terreno para que ello suceda: una prueba aquí, una cruz allá, un digusto aquí, una resistencia acá. transparentando la toma de conciencia de mis propias respuestas interiores para convertirme. Recuerdo a San Juan de la Cruz cuando dice que al investir esa llama de amor y de fuego en que consiste la purificación, el Espíritu Santo nos da la luz a nuestro ojo espiritual, para poder ver con toda claridad nuestra naturaleza humana: miseria. Sé que tu forma de amarme es purificarme. ¿pero cual es hoy mi respuesta? En la alternativa, sabes que muchas veces elijo mi propio parecer y evado la respuesta evangélica que me haría vivir en paz y hasta soportar con alegría la cruz. Me doy cuenta que aspiro a pensar y a actuar sobrenaturalmente con medios y actitudes exclusivamente humanos, apareciendo entonces por doquier, las contradicciones que frustran, desconsuelan y angustian. Te estoy escuchando: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos... Sin mí no podéis hacer nada". En estos momentos quiero comenzar algo distinto: AYUDAME, ven con tu hierro candente, cámbiame, transfórmame y que aprenda a orar incesantemente noche y día contigo. No quiero contar más conmigo, deseo vencer mi orgullo y dar un paso de humildad: Sin ti, no puedo hacer nada y nada soy. Espero verte cara a cara en el misterio, charlar juntos con confianza y fe, sin miedos y sin culpas. Tú resucitaste, estás en espíritu y verdad, aquí, ahora, junto a mí. Acepta mis miserias, te las entrego como lo único que puedo ofrecerte y háblame al oído con tu delicada dulzura. ¿porqué golpeas tan insistentemente? ¿qué buscas en mí? Busquen a Yavé ahora que lo pueden encontrar; llámenlo ahora que está cerca. (Is. 55,6) Allí buscarás a Yavé, tu Dios y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y toda tu alma. (Deut. 4,29)

Buscar a Dios es descentrarse de uno mismo y decirle en íntima y sincera plegaria: ¡TE NECESITO! Quien me busca, me encuentra, porque a quien me busca con todo su corazón, Yo me dejará hallar. Pero realmente ¿tienes necesidad de buscarme? Siempre estoy delante de tí, más precisamente dentro de tu corazón y a tu alrededor. Déjame decirte que la semilla está dormida dentro de tí, pero si tú me llamas te prometo hacerla florecer para que dé frutos aquí y allá. Yo me gozo en tu intención de hallar mi rostro, pero mi rostro debes descubrirlo en tu prójimo. Cuando practicas la caridad, cuando repartes amor al necesitado, cuando te olvidas de tí mismo para seguir mi senda, Yo me revelo y mi rostro resplandeciente te dará señales en el rostro de tu hermano que está sufriendo. Si quieres encontrarme cimenta tu corazón con los pilares de la oración y mi sagrado Cuerpo. Abona tu alma con la brisa de la meditación y detén el tiempo de la vorágine en que vives, haciendo una pausa de silencio para elevar una plegaria. Sé sincero contigo mismo ¿cuánto tiempo me dedicas? ¿por qué me llamas cuando necesitas algo? ¿por qué recurres a mí si aún continúas obstinado en tu propio parecer? Mira a tu alrededor! Las aves me alaban con su canto matinal, las flores irradian todo su color en señal de gratitud, el sol sale todas las mañanas contento de reflejar mi Luz... y tú, ansioso, a veces deprimido y también con muy poca esperanza por todo lo que te agobia, te olvidas muy a menudo que eres mi Templo, donde Yo habito, donde Yo vivo, donde Yo quiero y deseo manifestarme. No me busques afuera, estoy en tí, mi hogar eres tú mismo, tu persona, tu vida, tus proyectos, tu familia, tus hijos, tu trabajo, tus amigos, pero a veces pienso que estás dormido, muy dormido. Despierta ya! ¿me dejas abrir la ventana de tu corazón? Quítale los cerrojos de seguridad que impiden que tú seas el reflejo de mi bondad y de mi misericordia. Deja a un lado el orgullo, el poder, el ansia de éxito, el materialismo, y abandona de una buena vez el pecado! Entonces cuando tu alma sea así de sencilla, como la de un niño, experimentarás júbilo y gozo y podrás decir con gran alegría: amigos, hermanos: he encontrado un tesoro! no lejos, aquí en mi propia casa; cuán incalculable es su valor y cuánto tiempo ha pasado sin darme cuenta que estaba allí escondido. Vengan, por favor, compártanlo conmigo porque hoy es día de fiesta.

Ansiedad

El señor ama a aquellos que se dedican a buscar y encontrar la sabiduría. ¿como ser sabio, Señor? Uno necesita eso que no se puede definir y que solo viene de Tí en el misterio más total. Señor, mi armadura humana me impide ir a Tí, con deseos y con ganas. Un día bien y otro que quedo estancado y me domina la ansiedad que no logro neutralizarla nunca. Me invaden diariamente todos los problemas y dificultades que se me presentan y como trato de solucionarlos por mí mismo, me he dado cuenta que estoy dejándote de lado y entonces así, la tensión y la ansiedad me acompañan segundo a segundo. Me desgasto inútilmente perdiendo energías y no termino de visualizar el rumbo y el camino que debo tomar para enfrentar todo lo que me sucede. Hoy siento que debo pedir tu sabiduría. Quiero rezar y orar para que tu Espíritu inunde mi corazón y me vuelva sensible y receptivo a la transparencia de tu palabra, palabra de Verdad. Siento Señor, que sin sabiduría todo es necedad y dificultad; no tenemos armas para resolver con éxito aquello imprevisible. En cambio si pedimos y adquirimos la sabiduría, Ella viene y se hace presente y actúa sin que nos demos cuenta. Hay como una protección especial cuando Ella está y se hace sentir. ¿que sucederá en esta reunión, que debo decir, que palabras, que juicios debo emitir sin quizás causar daño o alguna dificultad? Cada día compruebo más que debo rezar y rezar para buscar la sabiduría y esperarla sin desconfianza. La deseo y la necesito para que Ella gobierne mis actos y mis actitudes y pueda con Ella mostrar algo a los demás que les de confianza y tranquilidad. Es decir emitir palabras con vida que convenzan, motiven y ayuden a cambiar los comportamientos y a vivir un poco más en armonía. Ahora: ¿cuándo viene? "El espíritu santo les hará conocer los hechos futuros y los acompañará con protección y firmeza para que se enfrenten a las dificultades." Pero... hay que pedirla siempre y con perseverancia, sin cansancio, sin desanimarse a pesar de los vaivenes afectivos del día de ocasión. ¿donde estás? ¿cuando vienes? ¿que nos dirás? pero en definitiva ¿que debemos hacer? Creo que la sabiduría es darse cuenta que sin Ella nada somos y nada podemos. Creerlo en la certeza y en consecuencia mantener una actitud permanente de escucha y disponibilidad. Señor: Gracias por este momento que sé que es tuyo y de la Virgen. No obstante: ¿cumpliré...? Apelo a tu misericordia porque a pesar de nuestros olvidos, Tú, por tu amor infinito nos la regalas cuando menos la deseamos y casi siempre cuando más la necesitamos. Gracias.

Apotegmas

La literatura del desierto es accesible gracias a las Sentencias de los Padres del Desierto llamados Apophtegmas, de final del siglo III, ...