domingo, 30 de diciembre de 2012

Pido a Dios que esta oración llegue a las entrañas de los corazones de cada uno/a de ustedes.


Busco Tu rostro (San Anselmo de Canterbury)

Deja un momento tus ocupaciones habituales, hombre insignificante.
Entra un instante en ti mismo, apartándote del tumulto de tus pensamientos.
Arroja lejos de ti las preocupaciones agobiantes y aparta de ti las inquietudes que te oprimen.
Reposa en Dios un momento.
Descansa siquiera un momento en Él.
Entra en lo más profundo de tu alma.
Aparta de ti todo, excepto a Dios y todo lo que pueda ayudarte a alcanzarlo.
Cierra la puerta de tu habitación y búscalo en el silencio.
Di con todas tus fuerzas, di al Señor:
“Busco Tu rostro. Tu rostro busco, Señor”.
Y ahora, Señor y Dios mío, enséñame dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo Te encontraré.
Si no estás en mí, Señor, si estás ausente, ¿dónde Te buscaré?
Si estás en todas partes, ¿por qué no Te veo aquí presente?
Es cierto que Tú habitas en una luz inaccesible, pero ¿dónde está esa luz que no se extingue?
¿Cómo me aproximaré a ella?
¿Quién me guiará y me introducirá en esa luz para que en ella Te contemple?
¿Bajo qué signos, bajo qué aspectos Te buscaré?
Nunca Te he visto, Señor y Dios mío.
No conozco Tu rostro.
Dios Altísimo, ¿qué hará este desterrado lejos de Ti?
¿Qué hará este servidor Tuyo sediento de Tu amor, que se encuentra alejado de Ti?
Desea verte y Tu rostro está muy lejos de él.
Anhela acercarse a Ti y no puede acceder a Tu morada.
Anda en deseos de encontrarte e ignora dónde vives.
No suspira más que por Ti y jamás ha visto Tu rostro.
Señor, Tú eres mi Dios, Tú eres mi Señor y nunca Te he visto.
Tú me creaste y me redimiste, Tú me has dado todos los bienes que poseo y aún no Te conozco.
He sido creado para verte y todavía no he podido alcanzar el fin para el cual fui creado.
Y Tú, Señor, escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros.
Colma nuestros deseos y seremos felices.
Sin Ti todo es hastío y tristeza.
Ten piedad de nuestros trabajos y de los esfuerzos que hacemos por llegar hasta Ti, ya que sin Ti nada podemos.
Enséñanos a buscarte.
Muéstrame Tu rostro, porque si Tú no me lo enseñas no puedo buscarte.
Te buscaré deseándote.
Te desearé buscándote.
Amándote, Te encontraré.
Encontrándote, Te amaré.

martes, 31 de julio de 2012

Soplo



Señor, hazme humilde, que no me olvide que todo viene de Tí. A veces siento que no puedo responder a las necesidades de las personas y me parece que me veo desbordado y que es poco lo que yo puedo dar. Y creo que es así, porque por sí solo no puedo dar nada de nada. Sin embargo, si hay algún éxito, increíblemente me lo adjudico en forma socarrona, lo gozo y me creo algo sin serlo. Que no me olvide... Hoy reconozco la importancia de la oración continua, siempre, a cada minuto porque solo Tu con tus dones nos permites dar respuesta adecuada a lo que tenemos que resolver. Señor, dame la gracia del convencimiento que debo rezar con perseverancia y confiar en tu poder y en tu asistencia. Que no decaiga nunca, que cada día me estimules más a aspirar a un segundo de tu gracia inigualable. Envía al Paráclito, al Defensor y al que asiste, al que ve en lo secreto, al que descubre lo más recóndito, al que construye la Paz, al que interviene en el momento menos pensado, al que ve todo y no se le escapa nada. Envíalo, Señor. ¿ Que podemos saber de los demás y lo que le debemos decir? ¿Cómo puede tener fuerza y eficacia nuestra palabra ? ¿ Que es lo que necesita esa persona ? ¿ Cómo podemos ayudar a que alguien pueda cambiar su forma de ser y de pensar cuando nos parece que eso resultaría prácticamente imposible por los hechos...? ¿ Que es nuestra palabra, sino mediadora de contenidos egoístas, caprichosos y muchas veces hasta inadecuados e impertinentes ? Señor mira nuestra limitación por todas partes. Nos impide redimensionar y enriquecer lo estrictamente humano y el vínculo y el encuentro con los demás, a veces, se va empobreciendo y se vuelve infructuoso. Hoy, ante cada experiencia que me pueda venir te pido: Que me vuelvas humilde y que me recuerdes que debo gritarte para pedir siempre tu auxilio divino, y esperar con paciencia y confianza el desarrollo y solución de cualquier obstáculo. No dejes que mi orgullo y vanidad me hagan creer que algo viene de mí. Señor, que sea solo sarmiento que dependa en todo de Ti, la verdadera Vid. Y que me vengan al corazón tus palabras para no envanecerme: Y cuando hayan hecho todo lo que tenían que hacer, digan: somos siervos inútiles que no hacíamos falta. Necesito de tu Mirada misericordiosa para que cada día compruebe que con cada persona con quien me encuentro Tu estás siempre interviniendo y estás obrando entre los dos para que la Verdad salga a luz. Te pido que esto lo pueda ver en carne propia esperando ese milagro cotidiano, esa intervención divina que da certeza, que convence, que nos maravilla y que nos hace creer y cambiar. Entonces, solo El, Señor, el espíritu de la verdad puede acompañarnos en esta aventura. El viene con sus dones valiosos y yo creo que más que nada viene con Tu Palabra, ahí con la palabra justa en el momento preciso. No lo sentimos, no sabemos donde está, no lo podemos ver con los ojos, pero sabemos que está, tú, lo prometiste. Necesitamos la gracia de depender del espíritu santo si queremos vivir en armonía y en lágrimas de gozo. Señor, que tu mano poderosa y tierna, derrame en respuesta a nuestro grito diario, la santidad y la verdad del espíritu santo. Ven, no te escondas. Golpea suavemente nuestra angustia. Pasa y hazla desaparecer. Instálate Tú, con tu alegría y con tu fuerza, ¿ sabes porqué ? Porque a veces si tú estás podemos derramar las lágrimas de alegría más hermosas que un ser humano pueda gozar y disfrutar. Que no lo olvide: no se puede comparar ese segundo con ninguna otra experiencia humana por más gratificante que parezca.

Sabiduría

Señor, antes de escribir, te pido que tu Espíritu me envíe el don de sabiduría para que tus palabras se plasmen en estas líneas. Solo tu verdad es capaz de escribir lo que nosotros no podemos, justamente porque nos falta este don y sobremanera hay que pedírtelo con insistencia. Señor, algo que leí decía que el principio de la sabiduría es tener necesidad de Ti. Si nos creemos sabios, no te necesitamos y te dejamos a un costado. Nuestro orgullo, que es muy engañoso y dominante nos hace creer que nuestros logros surgen de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad, cuando la verdadera humildad es más que nada reconocer que todo lo bueno viene de Tí. El misterio de tu espíritu a veces, cuando estamos disponibles y abiertos a tu soplo, se instala y gobierna nuestras palabras y las decisiones que debemos tomar en cualquier circunstancia. Yo me pregunto y trato de pensar como salen nuestras palabras... tengo que hablarle a alguien, a una persona que está necesitando de una palabra adecuada... Que increible proceso debe sucederse para que salgan tal o cuales palabras y no otras. Si está la sabiduría, Ella se encarga en el misterio más total de unirlas y seleccionarlas para que se verbalicen de la forma más clara y convincente y así ayudar a quien las está esperando. Regálanos entonces, la necesidad de la súplica, del pedido, de la oración con fuerza para que Ella venga en nuestro auxilio. Reconozco que no lo hago todos los días y no me abandono al despertar a la súplica fervorosa para que yo sea digno de recibir la fuente sabia y transparente que el Espíritu regala en la gratuidad de su don. Si todavía no siento necesidad es porque sigo siendo orgulloso y verdaderamente ignorante. Pero sé que tampoco pido porque no tengo resuelto el gran problema: LA CONFIANZA Y EL ABANDONO. Siento que no está desarrollada en mi ser la confianza y la fe en Tí que todo lo puedes. A veces, como no puedo ver ni tocar, me digo que todo esto es una locura, que no existe nada y parece que estoy viviendo un gran vacío. ¿señor, como entonces adquirir la confianza, base de la sabiduría? Mi corazón pareciera que no registra esa sensación de seguridad y confianza en tu poder. Dudo, vacilo, pregunto, miro indirectamente y estoy anclado en la depresión y en la desesperanza. Señor ¿cuando tendré esa certeza maravillosa en mi corazón de lo que significa abandonarme en tus brazos ? Sé que no lo lograré por mi mismo, sino solamente a través de la súplica y de la gracia. Que tu espíritu, en su sabia ternura, penetre la roca de mi corazón y de a poquito me haga sentir que estoy viviendo la tranquilidad de estar permanentemente en tus manos y en tu cuidado. Señor, mano de misericordia y de bondad, escúchame: Hoy dirijo esta súplica ferviente para pedirte que me regales la confianza, que no decaiga nunca para que cada día cuando lo empiezo recurra a Ti y la sabiduría sea mi compañera en cada acto y palabra que pueda decir. Regálame la confianza, ya que confiar solamente en Tí es la verdadera sabiduría, que nos hará audaces y nada temerosos para enfrentar los acontecimientos de cada día, que son muchos y difíciles. Sensibilízame en el deseo de aprender a ser sabio para tener algo que podré volcar a los demás y enderezar correctamente mi propia vida. Adviérteme a través de pequeños signos la senda de tu Voluntad, para que desarrolle un espíritu sobrenatural y continúe pidiendo, suplicando y gritando:Señor, envía cada mañana al levantarnos el don de la sabiduría. Renueva nuestro corazón con la gracia de la confianza.

Apotegmas

La literatura del desierto es accesible gracias a las Sentencias de los Padres del Desierto llamados Apophtegmas, de final del siglo III, ...