lunes, 24 de marzo de 2014

Oracion del Instrumento

Deberiamos orar diaria, larga y persisitentemente por todos nuestros hermanos y recordarlos, conocidos o no conocidos, estemos en buena relacion con ellos o no.

El Señor nos envia la lluvia para todos, justos e injustos, no hace jamas acepcion de personas. Al decir de San Pablo: - Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor -

Seremos juzgados por el Amor - Meditad bien las palabras del Señor en Mateo 25,31-46



Señor, tu has puesto en mis manos a estas personas...Sí, tú lo has dispuesto por tu bondadosa misericordia. Gracias. Sean mis familiares y amigos, sean las personas conocidas o desconocidas que están experimentando una situación dolorosa muy particular, y que requieren una oración por sus necesidades, por todos ellos, Señor, quiero cada día renovar y elevarte con fervor esta plegaria. Amén.

Ellas están y han venido a mí con sufrimiento, con dolor, con varios problemas, buscando una palabra de consuelo y la fuerza de la oración para que los ayude en lo que les pasa. Pero que nunca me olvide: Eres Tú "el Hacedor", y sin Tí nada es posible. Sabes bien que mi corazón aún es indiferente y todavía no alberga la caridad que Tú pretendes que comparta con los hermanos que pones en mi camino. No me he consolidado como un verdadero instrumento en tus manos. Sin embargo, tú te vales de mí y a pesar de ello, sé bien que muchas veces te he defraudado. Perdón y ten compasión de mí, que soy un hombre pecador.

Señor, me he dado cuenta que no los amo lo suficiente. Ellos aparecen, vienen, hablan, están ahí, me muestran su lacerante sufrimiento y se van, regresan, esperando de mí un apoyo, un consuelo, quizás una simple y pequeña palabra. Pero soy consciente que los olvido fácilmente, porque todavía no los amo, ni me importa como debiera que son seres que necesitan ser comprendidos y escuchados en un tiempo preciso y continuo, debiendo elevar constantemente por ellos una oración confiada y perseverante.

No siento un amor intenso en mis venas para que su dolor y preocupación, sean también los míos. No he despertado para ser verdaderamente receptivo a su problemática. Es como si su dolor pasara al costado de mi camino. No he logrado un verdadero compromiso cristiano debido a mi resistencia, dureza e indiferencia. Su dolor me impacta en el momento pero luego se va diluyendo hasta el olvido.

Además, sabes que soy muy limitado en mis propios conocimientos para aprehender la trama de sus vidas. Me veo a mi mismo, trabajando sin Tí y confiando solamente en lo que yo pueda dar a pesar de mi ignorancia. Es como que no creyera en tu intervención, como que actuara yo sólo y a ti no te tuviera en cuenta. He tenido varias veces esa sensación. Aún me domina el orgullo y la suficiencia que a su vez no tienen ningún fundamento. Tú lo tienes bien presente. En el fondo, presiento que no creo ni tengo fe profunda a la fidelidad de tu poder omnipotente. He caído Señor en la cuenta que sólo no puedo nada y que no me queda nada más que la súplica. Entonces, guárdame también de la soberbia y que nunca instale en mí su dominio.

Por favor, Señor, quiero cambiar radicalmente y te pido con mucha fuerza y convicción esta gracia: conviérteme y transfórmame!!! Lo necesito cuanto antes. Haz entonces que pueda conmoverme, que los tenga mucho más en mi presencia y que pida y ore por ellos con sensibilidad y deseo, día a día, momento a momento.

Como mi corazón está duro y no oye tu sonido y a su vez mi inteligencia no es capaz de "ver" ni de "entender" lo que ellos verdaderamente tienen y como ayudarlos, te pido:

Dame la luz y la presencia del ESPIRITU SANTO.

Dame tus dones. Haz que ellos se instalen en mi corazón y en especial en mi mirada, para que también ella sea bien transparente y les devuelva por tu gracia un poquito de tu amor.

Dame los dones de sabiduría y entendimiento para que pueda saber y comprender con detenimiento, el camino y la forma para apoyarlos eficazmente.

Dame especialmente el don del buen consejo, para que mis palabras sean inspiradas por Tí, gobernadas solamente por la fuerza de lo alto y transmitidas con valor y gentileza a quien las necesite.

Dame el don de fortaleza, para sentirme seguro y disponer de una actitud firme y tierna a la vez.

Dame el don de ciencia, para que mis actitudes estén solamente al servicio de la verdad de tu sabiduría.

Dame el don de piedad, para que ore intensamente y todos los días, por ellos, por su salud y por su mejoría.

Dame el don de tu temor para que no me olvide de la humildad y la generosidad que siempre debo tener.

Señor, sopla la potencia del Espíritu Santo. Envíalo, mándalo, hazlo visible con su misteriosa intervención. Que sienta que está presente, que le pueda descubrir, que me deje guiar exclusivamente por él. Que confíe ciegamente en El. Amén.

Ven Espíritu Santo, ¡sánanos, sánanos y sánanos! Que veamos tus signos y milagros. Pon tu verdad y tu luz en cada uno de nuestros corazones.



Sáname y conviérteme, hazme un pequeño instrumento para que tu misericordia me haga descubrir en los otros a Cristo sufriente. Señor, despliega el poder de tu Espíritu en cada una de estas personas:



En mis familiares y amigos, en todas las personas que me rodean y en aquellas que vendrán, silenciosamente, cuya pena, dolor y necesidad, toquen mi corazón y así nazca y te dirija una oración profunda de consuelo y de paz. Señor, ayúdalos, compréndelos, interviene en ellos, en sus vidas, en sus necesidades, ahora Señor. Vuelca con muchísimo amor, tu poder de sanación y acompáñalos en estos momentos. Extiende tu bondadosa y poderosa mano para que reciban tu ayuda y protección. Amén Señor.

Danos tu Espíritu , regálanos el misterio de tu presencia resucitada, actúa, interviene, realiza prodigios y milagros, hoy Señor, aquí y ahora, en todo lo que te pido, porque sin Ti nada es posible, nada se puede, nada se logra, todo es vacío y efímero. Que el Espíritu Santo Paráclito, descienda con su luz, para que desaparezca todo aquello que causa el dolor, la separación y la enfermedad. Señor, vuelve tu mirada hacia nosotros, que necesitamos de ti.

Despiértanos, que sepamos descubrir tu rostro sufriente en el prójimo solitario y desamparado, y que aprendamos a amarlo con tu dulce misericordia. Que crezcamos en el amor, en la paciencia, en el respeto y en la confianza. Señor, sana, Señor, cicatriza, Señor, libera. Asiste en este preciso momento, a todas las personas que me encomendaste, a través de la potencia infinita y maravillosa de tu Espíritu Consolador. Que mis palabras sean tus Palabras y que sólo a través de tu luz fulgurante sea nada más que un humilde y sencillo instrumento para llegar al corazón y a la mente de los demás... siendo Tú y solamente Tú glorificado y alabado. Señor obra milagros y prodigios para que las personas que te encomiendo se curen, te encuentren a Tí y crean en Ti, hoy y siempre. Amén.

Señor, tu corazón es magnánimo y muy enorme para contener a todos los sedientos y dejas permanentemente un espacio de caridad que nunca se colmará. En cambio yo soy muy olvidadizo y poco generoso. Aunque no sea necesario decírtelo: por favor tenlos presente, siempre, aunque pase el tiempo, aunque no vuelva a saber de ellos, aunque no los conozca. Cúbrelos con el manto de tu Espíritu y susúrrales al oído tu palabra de Verdad. Que puedan acudir a Tí, mirando al cielo en los momentos más difíciles y además perciban tu Respuesta para saberse escuchados y a tu lado. Cuídalos! Gracias. Madre, tu dulce mirada me dice que en tu corazón traspasado por el dolor, florecerán las rosas de tu jardín, donde acaso tu guardas y cuidas como el más preciado tesoro los sufrimientos de todas las personas. En tí también depositamos nuestra filial confianza porque sabemos que eres nuestra Madre que nos cobija y ampara y la gran Mediadora ante tu Hijo de nuestras imperiosas necesidades. Sea permanente tu presencia a través de tu inmenso corazón inmaculado. Amén.

Que el Señor y la Santisima Virgen derramen sobre ti y sobre todos aquellos a quienes tu recuerdes, abundantisimas bendiciones de Sanacion, fe, humildad y caridad.

martes, 17 de diciembre de 2013

Que el Señor

derrame el rocío de su Espíritu en tu corazón,
te proteja a la sombra de sus alas y te de su paz,
te libere de todo mal y te tome de su mano para acompañarte en tu camino,
abra tus ojos para que lo reconozcas en quien está sufriendo,
ensanche tu corazón para que puedas albergar el dolor ajeno,
te conceda el don de la oración continua para que vivas en su presencia y en su gracia.

Que el Señor

seque tus lágrimas cuando la pena se apodere de tí y te consuele con su infinita Misericordia,
calme tu ansiedad e incertidumbre cuando aparentemente no encuentres ninguna solución,
te de confianza, fortaleza y firmeza para la decisión que debas tomar,
silencie momentáneamente tus ideas y proyectos para escuchar la voz de los que te rodean,
haga de tu corazón un lugar de encuentro para que quien se acerque a tí calme su sed,
te conceda una mirada luminosa para que lo descubras en tí y a tu alrededor.

Que el Señor

asista, proteja y cuide en todo momento a tus seres queridos,
cure la dolencia y enfermedad de las personas a quienes amas y les envíe su poderosa sanación,
escuche tu plegaria y tu clamor para que tu preocupación atraviese las nubes y toque tiernamente su amoroso corazón,
te responda en lo hoy que le pides,
quite de tu ser las dudas, los miedos y todo aquello que te impide avanzar en el misterio de la fe,
te sorprenda con su Palabra para que a través de su Sabiduría puedas hallar lo que buscas.

Que el Señor

esté siempre a tu lado,
te sonría,
te de su amor,
te sostenga,
te fortalezca,
recompense tus actos de caridad y generosidad y la mano que puedas tender,
y te susurre al oído de que "todo es posible", pero siempre y cuando te abandones en EL y silenciosamente digas el SI, que pronunció María, su Madre, la Santísima Virgen.






domingo, 30 de diciembre de 2012

Pido a Dios que esta oración llegue a las entrañas de los corazones de cada uno/a de ustedes.


Busco Tu rostro (San Anselmo de Canterbury)

Deja un momento tus ocupaciones habituales, hombre insignificante.
Entra un instante en ti mismo, apartándote del tumulto de tus pensamientos.
Arroja lejos de ti las preocupaciones agobiantes y aparta de ti las inquietudes que te oprimen.
Reposa en Dios un momento.
Descansa siquiera un momento en Él.
Entra en lo más profundo de tu alma.
Aparta de ti todo, excepto a Dios y todo lo que pueda ayudarte a alcanzarlo.
Cierra la puerta de tu habitación y búscalo en el silencio.
Di con todas tus fuerzas, di al Señor:
“Busco Tu rostro. Tu rostro busco, Señor”.
Y ahora, Señor y Dios mío, enséñame dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo Te encontraré.
Si no estás en mí, Señor, si estás ausente, ¿dónde Te buscaré?
Si estás en todas partes, ¿por qué no Te veo aquí presente?
Es cierto que Tú habitas en una luz inaccesible, pero ¿dónde está esa luz que no se extingue?
¿Cómo me aproximaré a ella?
¿Quién me guiará y me introducirá en esa luz para que en ella Te contemple?
¿Bajo qué signos, bajo qué aspectos Te buscaré?
Nunca Te he visto, Señor y Dios mío.
No conozco Tu rostro.
Dios Altísimo, ¿qué hará este desterrado lejos de Ti?
¿Qué hará este servidor Tuyo sediento de Tu amor, que se encuentra alejado de Ti?
Desea verte y Tu rostro está muy lejos de él.
Anhela acercarse a Ti y no puede acceder a Tu morada.
Anda en deseos de encontrarte e ignora dónde vives.
No suspira más que por Ti y jamás ha visto Tu rostro.
Señor, Tú eres mi Dios, Tú eres mi Señor y nunca Te he visto.
Tú me creaste y me redimiste, Tú me has dado todos los bienes que poseo y aún no Te conozco.
He sido creado para verte y todavía no he podido alcanzar el fin para el cual fui creado.
Y Tú, Señor, escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros.
Colma nuestros deseos y seremos felices.
Sin Ti todo es hastío y tristeza.
Ten piedad de nuestros trabajos y de los esfuerzos que hacemos por llegar hasta Ti, ya que sin Ti nada podemos.
Enséñanos a buscarte.
Muéstrame Tu rostro, porque si Tú no me lo enseñas no puedo buscarte.
Te buscaré deseándote.
Te desearé buscándote.
Amándote, Te encontraré.
Encontrándote, Te amaré.

martes, 31 de julio de 2012

Soplo



Señor, hazme humilde, que no me olvide que todo viene de Tí. A veces siento que no puedo responder a las necesidades de las personas y me parece que me veo desbordado y que es poco lo que yo puedo dar. Y creo que es así, porque por sí solo no puedo dar nada de nada. Sin embargo, si hay algún éxito, increíblemente me lo adjudico en forma socarrona, lo gozo y me creo algo sin serlo. Que no me olvide... Hoy reconozco la importancia de la oración continua, siempre, a cada minuto porque solo Tu con tus dones nos permites dar respuesta adecuada a lo que tenemos que resolver. Señor, dame la gracia del convencimiento que debo rezar con perseverancia y confiar en tu poder y en tu asistencia. Que no decaiga nunca, que cada día me estimules más a aspirar a un segundo de tu gracia inigualable. Envía al Paráclito, al Defensor y al que asiste, al que ve en lo secreto, al que descubre lo más recóndito, al que construye la Paz, al que interviene en el momento menos pensado, al que ve todo y no se le escapa nada. Envíalo, Señor. ¿ Que podemos saber de los demás y lo que le debemos decir? ¿Cómo puede tener fuerza y eficacia nuestra palabra ? ¿ Que es lo que necesita esa persona ? ¿ Cómo podemos ayudar a que alguien pueda cambiar su forma de ser y de pensar cuando nos parece que eso resultaría prácticamente imposible por los hechos...? ¿ Que es nuestra palabra, sino mediadora de contenidos egoístas, caprichosos y muchas veces hasta inadecuados e impertinentes ? Señor mira nuestra limitación por todas partes. Nos impide redimensionar y enriquecer lo estrictamente humano y el vínculo y el encuentro con los demás, a veces, se va empobreciendo y se vuelve infructuoso. Hoy, ante cada experiencia que me pueda venir te pido: Que me vuelvas humilde y que me recuerdes que debo gritarte para pedir siempre tu auxilio divino, y esperar con paciencia y confianza el desarrollo y solución de cualquier obstáculo. No dejes que mi orgullo y vanidad me hagan creer que algo viene de mí. Señor, que sea solo sarmiento que dependa en todo de Ti, la verdadera Vid. Y que me vengan al corazón tus palabras para no envanecerme: Y cuando hayan hecho todo lo que tenían que hacer, digan: somos siervos inútiles que no hacíamos falta. Necesito de tu Mirada misericordiosa para que cada día compruebe que con cada persona con quien me encuentro Tu estás siempre interviniendo y estás obrando entre los dos para que la Verdad salga a luz. Te pido que esto lo pueda ver en carne propia esperando ese milagro cotidiano, esa intervención divina que da certeza, que convence, que nos maravilla y que nos hace creer y cambiar. Entonces, solo El, Señor, el espíritu de la verdad puede acompañarnos en esta aventura. El viene con sus dones valiosos y yo creo que más que nada viene con Tu Palabra, ahí con la palabra justa en el momento preciso. No lo sentimos, no sabemos donde está, no lo podemos ver con los ojos, pero sabemos que está, tú, lo prometiste. Necesitamos la gracia de depender del espíritu santo si queremos vivir en armonía y en lágrimas de gozo. Señor, que tu mano poderosa y tierna, derrame en respuesta a nuestro grito diario, la santidad y la verdad del espíritu santo. Ven, no te escondas. Golpea suavemente nuestra angustia. Pasa y hazla desaparecer. Instálate Tú, con tu alegría y con tu fuerza, ¿ sabes porqué ? Porque a veces si tú estás podemos derramar las lágrimas de alegría más hermosas que un ser humano pueda gozar y disfrutar. Que no lo olvide: no se puede comparar ese segundo con ninguna otra experiencia humana por más gratificante que parezca.

Apotegmas

La literatura del desierto es accesible gracias a las Sentencias de los Padres del Desierto llamados Apophtegmas, de final del siglo III, ...