Hijo, cree en mis palabras: Yo te consolaré. Te sostendré con mi dulce mano y afirmaré tus pasos.
Cuando sientas que todo está derrumbándose, cuando la desesperanza se abra camino en tu horizonte, cuando la oscuridad haga remolinos para que la soledad sea tu compañera, vuelvo a decirte con fuerza: Yo te consolaré!
Ven entonces a visitar mis prados, allí encontrarás la hierba verde del descanso y el agua clara y cristalina del susurro de mi Espíritu. El te confortará, para que recobres la esperanza y tu mirada perciba el surco brillante que aventará el peso del dolor.
Confía, cree y espera. No estás solo, porque en ningún momento he dejado de estar a tu lado. ¿qué necesitas hoy de mí? ¿qué problema no puedes resolver? ¿por quién de tus seres queridos quieres interceder?
Deja de llorar, deja por un instante tus lamentos a un lado y mírame! Mírame y no digas una sola palabra. Mírame fijamente con los ojos de tu corazón. Permite a tus sentimientos que liberen la angustia y simplemente óyeme.
Esparciré a tus pies pétalos de rosa para que tu caminar sea liviano. Te ayudaré a llevar la pesada carga, la pondré sobre mis hombros y marcharé contigo hasta donde sea necesario. Ven conmigo, no temas.
Hablaré a los árboles para que sus ramas se abran imperceptiblemente y dejen atravesar el tenue brillo del sol que te conducirá a la claridad de un mañana más venturoso. Sí, mañana será un nuevo comienzo.
Paso a paso seré tu compañero, abriré tu entendimiento y escucharás melodías maravillosas que te encandilarán como el perfume de una flor.
Detente por favor, mira atrás, mira cuánto hemos avanzado sin darnos cuenta, hagamos pues un descanso.
¿acaso estás aguardando mi palabra? Presta atención: vendaré a la oveja herida; fortaleceré a la enferma; antes que me llamen les responderé y antes que terminen de hablar habrán sido atendidos; mis servidores cantarán con el corazón lleno de felicidad; no temas pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino; Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida; si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos y Yo rogaré al Padre y les dará otro Intercesor, que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de la Verdad.
No olvides este encuentro, puedes llamarme amigo y seré fiel contigo en todas las circunstancias. Jamás te defraudaré, recuérdalo!
Pero busca en todo Mi Voluntad, aunque no la entiendas, aunque no la comprendas y te asalte la duda y la incertidumbre. Aspira a que se cumpla por entero mi Voluntad y cree con profunda certeza que ella será lo mejor para tí en ese preciso momento que te toque vivir.
El poder del Espíritu a través de la oración y la súplica.
DIOS ES UN MISTERIO DE MISERICORDIA
martes, 31 de julio de 2012
Constancia
Si clamamos al espíritu santo para pedirle el don de la oración continua, tal deseo se instala en nuestro corazón de tal forma, que los minutos desperdiciados conscientemente en hechos que no son de oración, se transforman en un estado de angustia que nos hace pensar el alejamiento del Señor.
Es buen índice, porque refleja lo bueno que es estar misteriosamente en la presencia de Aquel que nos ama.
Pero deseo de corazón que el espíritu santo no me deje ni un momento y con sus soplos active permanentemente esa necesidad que es una gracia y que solo cuando nos damos cuenta de que no la tenemos, recién ahí le damos la importancia debida.
Señor pérdoname por estar ausente ese tiempo que verdaderamente no lo dediqué a nada y que más bien lo perdí. Disculpa, pero recibe con sinceridad esta angustia que de alguna forma me deja contento porque es una angustia de no estar en Tí y ojalá que nunca desaparezca entonces.
Señor, vuelve tu rostro de ternura y de piedad para disipar esa sensación de soledad y de tensión que nos invade y de la que a veces no podemos salir. Haznos experimentar tu Misericordia y saber que te alegras ante este comportamiento porque entonces confirmas que si te extrañamos es porque alguna vez vivimos intensamente tu presencia, ahí, en cada momento de nuestra existencia.
Envía tu espíritu, el que ora con gemidos indescriptibles pero en silencio y en lo profundo del corazón. Que estemos abiertos a su soplo y muy agradecidos por su insistencia y su tierno desinterés. Nos hace bien sentir que nos ama y que nos cuida mucho más allá de lo que podemos imaginar.
Que tu espíritu no se desprenda de nuestro caminar y nos allane los pasos para crecer en madurez e integridad hacia una auténtica vida de oración continua. Gracias.
Compañía
Estando sin Tí, hay un vacío y nuestra alma está inquieta. ¿ Quién eres y que tienes para que te necesitemos tanto?
Vuelve tu soplo hacia nuestras heridas y grietas, y cicatriza con tu brisa los bordes negros y las manchas que deja al pasar nuestro pecado.
Muéstranos las sendas y espéranos ahí para marcarnos el camino insospechable. Nadie te ha visto, nadie te ha podido tocar pero creo que sí, que de pronto un susurro imperceptible está ahí, marcando tu presencia.
Espíritu de claridad ven y ampáranos. Cuando faltas la oscuridad es nuestra compañera y equivocamos el diario proceder.
Tu eres la Verdad, la Luz y la fuerza del comprender.
Eres misterio cándido y melodioso pero a veces no nos percatamos de tu sutil sugerencia. Estamos desatentos. Asáltanos y róbanos nuestras pertenencias, que son pesadas y que por defenderlas nos embarga la preocupación.
Quiero escucharte y recibir tus palabras. Quiero estar disponible a tus dones. Ven Espíritu Santo, ven. Nada sucede sin tu asistencia. Todo es nada, sin embargo necesito segundo a segundo tu amistad.
Escucha nuestras plegarias, nuestro grito y nuestra angustia. Que tu luz nos guíe y nos apaciente. Nos transparente el camino y en su recorrido, contemplemos y glorifiquemos al Dios único, santo y verdadero.
Clamor
Hoy clamo al que se hace escuchar, al que está atento siempre y en toda circunstancia. Ven espíritu santo, con tu música armoniosa infundiendo paz en nuestra alma y brindándonos el don del discernimiento.
Aquí estamos perdiendo el tiempo sin poder zafar del poder casi omnipotente que tienen todas aquellas cosas que no son de Dios. La palabra clave se hace "ausente" porque nos interpela: RENUNCIA. ¿ pero porque renunciar a lo que Tú nos diste Señor ?
Entonces comienza a engendrarse el gran drama del hombre: Resistirse o dejarse guiar por Dios. Y el hombre se opone siempre por el temor irrenunciable de perder su identidad. "Pedro... otro te guiará..."
Y cada invitación a la renuncia lo sumerge en la depresión y en el vacío.
¿Qué hay más allá de esa línea divisoria donde Dios promete un Banquete al solo precio de la entrada de la renuncia ? En la oscuridad de la fe, el hombre queda bloqueado asegurando insistentemente sus pertenencias. Más vale lo seguro que el riesgo de perderlo todo.
Y Dios le sigue diciendo: Piérdelo, déjalo, que lo que tengo para tí es muy superior, es algo que no se asemeja a nada de lo que existe. Y de vez en cuando, nos regala algún fulgurante destello, para mostrarnos que hay cosas que no son de este mundo, que son de otra naturaleza y no las podemos ni medir ni comprar. Es mucho el precio para el hombre y queda solo y sin saber que hacer.
Señor, tú que eres el médico de los que no tienen salud espiritual y que tu esencia misma es la Misericordia, míranos. Ten en cuenta nuestra miseria y la sensación interior de no querer ni poder. Toma nuestro corazón de piedra, duro como una roca y ablándalo con tu ternura. Entra si hay todavía alguna fisura y pon con tus delicadas manos el don de la gracia.
Limpia el óxido de nuestro orgullo e impaciencia. Barre todo lo que no sirva y que está molestando. Regala las pertenencias más exclusivas que nos hacen ricos a los ojos de los demás pero paupérrimos en tu Reino. Pon nuevos muebles y lindos manteles, que la luz del sol invada en forma imperceptible el rincón de nuestros más caros sentimientos.
A lo lejos, que se escuchen sonidos melodiosos en un clima de paz y fiesta. Y que al atardecer cuando estemos prontos, vengas a nuestra casa y golpees.
Capaz que puedo abrirte al instante y te haré pasar. Estaré temblando por tu presencia, mis ojos llorarán, mi corazón se ensanchará y estoy seguro que no habrá entre nosotros ninguna palabra. Solamente el silencio envolvente que lo dirá todo.
Te irás y sabes Señor, que mi corazón aguardará otro momento con la maravillosa alegría cierta de volverte a ver. El día no volverá a ser igual, Tu estuviste...
Búsqueda
Buscar a Dios es el fruto de una paciencia que espera
Es la fidelidad puesta a prueba
Señor, hoy quiero hablar contigo. Concédeme la luz y la paz interior para susurrarte lentamente lo que me está pasando y a su vez sentirme escuchado.
Hoy es tiempo de una gran prueba interior, tu purificación para conmigo. Te siento como el Podador, estás arrancando de cuajo lo que no sirve y preparas el terreno para que ello suceda: una prueba aquí, una cruz allá, un digusto aquí, una resistencia acá.
transparentando la toma de conciencia de mis propias respuestas interiores para convertirme.
Recuerdo a San Juan de la Cruz cuando dice que al investir esa llama de amor y de fuego en que consiste la purificación, el Espíritu Santo nos da la luz a nuestro ojo espiritual, para poder ver con toda claridad nuestra naturaleza humana: miseria.
Sé que tu forma de amarme es purificarme. ¿pero cual es hoy mi respuesta?
En la alternativa, sabes que muchas veces elijo mi propio parecer y evado la respuesta evangélica que me haría vivir en paz y hasta soportar con alegría la cruz.
Me doy cuenta que aspiro a pensar y a actuar sobrenaturalmente con medios y actitudes exclusivamente humanos, apareciendo entonces por doquier, las contradicciones que frustran, desconsuelan y angustian.
Te estoy escuchando: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos... Sin mí no podéis hacer nada". En estos momentos quiero comenzar algo distinto: AYUDAME, ven con tu hierro candente, cámbiame, transfórmame y que aprenda a orar incesantemente noche y día contigo. No quiero contar más conmigo, deseo vencer mi orgullo y dar un paso de humildad: Sin ti, no puedo hacer nada y nada soy. Espero verte cara a cara en el misterio, charlar juntos con confianza y fe, sin miedos y sin culpas.
Tú resucitaste, estás en espíritu y verdad, aquí, ahora, junto a mí. Acepta mis miserias, te las entrego como lo único que puedo ofrecerte y háblame al oído con tu delicada dulzura.
¿porqué golpeas tan insistentemente?
¿qué buscas en mí?
Busquen a Yavé ahora que lo pueden encontrar; llámenlo ahora que está cerca. (Is. 55,6)
Allí buscarás a Yavé, tu Dios y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y toda tu alma. (Deut. 4,29)
Buscar a Dios es descentrarse de uno mismo y decirle en íntima y sincera plegaria: ¡TE NECESITO! Quien me busca, me encuentra, porque a quien me busca con todo su corazón, Yo me dejará hallar. Pero realmente ¿tienes necesidad de buscarme? Siempre estoy delante de tí, más precisamente dentro de tu corazón y a tu alrededor. Déjame decirte que la semilla está dormida dentro de tí, pero si tú me llamas te prometo hacerla florecer para que dé frutos aquí y allá. Yo me gozo en tu intención de hallar mi rostro, pero mi rostro debes descubrirlo en tu prójimo. Cuando practicas la caridad, cuando repartes amor al necesitado, cuando te olvidas de tí mismo para seguir mi senda, Yo me revelo y mi rostro resplandeciente te dará señales en el rostro de tu hermano que está sufriendo. Si quieres encontrarme cimenta tu corazón con los pilares de la oración y mi sagrado Cuerpo. Abona tu alma con la brisa de la meditación y detén el tiempo de la vorágine en que vives, haciendo una pausa de silencio para elevar una plegaria. Sé sincero contigo mismo ¿cuánto tiempo me dedicas? ¿por qué me llamas cuando necesitas algo? ¿por qué recurres a mí si aún continúas obstinado en tu propio parecer? Mira a tu alrededor! Las aves me alaban con su canto matinal, las flores irradian todo su color en señal de gratitud, el sol sale todas las mañanas contento de reflejar mi Luz... y tú, ansioso, a veces deprimido y también con muy poca esperanza por todo lo que te agobia, te olvidas muy a menudo que eres mi Templo, donde Yo habito, donde Yo vivo, donde Yo quiero y deseo manifestarme. No me busques afuera, estoy en tí, mi hogar eres tú mismo, tu persona, tu vida, tus proyectos, tu familia, tus hijos, tu trabajo, tus amigos, pero a veces pienso que estás dormido, muy dormido. Despierta ya! ¿me dejas abrir la ventana de tu corazón? Quítale los cerrojos de seguridad que impiden que tú seas el reflejo de mi bondad y de mi misericordia. Deja a un lado el orgullo, el poder, el ansia de éxito, el materialismo, y abandona de una buena vez el pecado! Entonces cuando tu alma sea así de sencilla, como la de un niño, experimentarás júbilo y gozo y podrás decir con gran alegría: amigos, hermanos: he encontrado un tesoro! no lejos, aquí en mi propia casa; cuán incalculable es su valor y cuánto tiempo ha pasado sin darme cuenta que estaba allí escondido. Vengan, por favor, compártanlo conmigo porque hoy es día de fiesta.
Buscar a Dios es descentrarse de uno mismo y decirle en íntima y sincera plegaria: ¡TE NECESITO! Quien me busca, me encuentra, porque a quien me busca con todo su corazón, Yo me dejará hallar. Pero realmente ¿tienes necesidad de buscarme? Siempre estoy delante de tí, más precisamente dentro de tu corazón y a tu alrededor. Déjame decirte que la semilla está dormida dentro de tí, pero si tú me llamas te prometo hacerla florecer para que dé frutos aquí y allá. Yo me gozo en tu intención de hallar mi rostro, pero mi rostro debes descubrirlo en tu prójimo. Cuando practicas la caridad, cuando repartes amor al necesitado, cuando te olvidas de tí mismo para seguir mi senda, Yo me revelo y mi rostro resplandeciente te dará señales en el rostro de tu hermano que está sufriendo. Si quieres encontrarme cimenta tu corazón con los pilares de la oración y mi sagrado Cuerpo. Abona tu alma con la brisa de la meditación y detén el tiempo de la vorágine en que vives, haciendo una pausa de silencio para elevar una plegaria. Sé sincero contigo mismo ¿cuánto tiempo me dedicas? ¿por qué me llamas cuando necesitas algo? ¿por qué recurres a mí si aún continúas obstinado en tu propio parecer? Mira a tu alrededor! Las aves me alaban con su canto matinal, las flores irradian todo su color en señal de gratitud, el sol sale todas las mañanas contento de reflejar mi Luz... y tú, ansioso, a veces deprimido y también con muy poca esperanza por todo lo que te agobia, te olvidas muy a menudo que eres mi Templo, donde Yo habito, donde Yo vivo, donde Yo quiero y deseo manifestarme. No me busques afuera, estoy en tí, mi hogar eres tú mismo, tu persona, tu vida, tus proyectos, tu familia, tus hijos, tu trabajo, tus amigos, pero a veces pienso que estás dormido, muy dormido. Despierta ya! ¿me dejas abrir la ventana de tu corazón? Quítale los cerrojos de seguridad que impiden que tú seas el reflejo de mi bondad y de mi misericordia. Deja a un lado el orgullo, el poder, el ansia de éxito, el materialismo, y abandona de una buena vez el pecado! Entonces cuando tu alma sea así de sencilla, como la de un niño, experimentarás júbilo y gozo y podrás decir con gran alegría: amigos, hermanos: he encontrado un tesoro! no lejos, aquí en mi propia casa; cuán incalculable es su valor y cuánto tiempo ha pasado sin darme cuenta que estaba allí escondido. Vengan, por favor, compártanlo conmigo porque hoy es día de fiesta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
La oración de contemplación
Es bueno esperar en silencio. Nunca se agotan sus Misericordias del gran Amor. Es verdad que la vida del monasterio está pensada para...
-
Día a día, hablar con el Señor en intimidad y elevarle esta súplica. Dios hoy, continúa haciendo milagros, de acuerdo a la muchedumbre de su...
-
Oración poderosa al Espíritu Santo de confianza y socorro en momentos difíciles Dios Padre Misericordioso, Dios Padre de Amor, Padre de ...
-
Que el Señor derrame el rocío de su Espíritu en tu corazón, te proteja a la sombra de sus alas y te de su paz, te libere de todo mal y ...