viernes, 1 de julio de 2011

Por nuestro matrimonio

Señor, ya va a comenzar la noche y en la calma de nuestro hogar, nos hemos dado este tiempo para conversar contigo.

Hace veinticinco años años que estamos casados, que hemos consolidado a través del tiempo, nuestro matrimonio. Atrás, ha quedado, aunque permanece intacta, nuestra historia de amor: nuestros hijos, nuestro trabajo, nuestros sueños cumplidos y los no realizados, nuestras cruces y momentos muy dolorosos. Pero también las hermosas alegrías, los momentos gratificantes que hemos vivenciado, los recuerdos, las imágenes estampadas con emoción en nuestros corazones, en fin, Señor la vida que tus has sabido regalarnos a través de tu bendición y tu amparo.

Gracias Señor, por la atención cuidadosa que nos has brindado, gracias por lo que nos has permitido conocer, vivir, sentir, gracias por tu Palabra y tu aliento en los momentos decisivos de nuestra pareja y gracias especialmente por nuestros queridos hijos y por todas las alegrías que ellos nos dan y nos han dado.

Pero hoy, delante de Tí, los dos, unidos en un único deseo queremos conversar y escuchar tu palabra, tu consejo en estos muy delicados años de nuestro matrimonio.

La rutina de la vida, el trabajo y las preocupaciones nos han reducido el tiempo para comunicarnos, estamos hablando muy poco entre los dos, quizás compartiendo solamente y a veces simples miradas que evaden la palabra y la posibilidad de expresar nuestros sentimientos más íntimos. Se ha instaurado de alguna manera la barrera de la distancia, que ha podido llegar en ocasiones hasta la indiferencia y la incomunicación.

Nos hemos convertido en islas, donde cada uno permanece en sí mismo y cumpliendo mecánicamente las obligaciones y responsabilidades de rigor. La espontaneidad se ha ido diluyendo, la sorpresa ha quedado en el olvido, los regalos que antaño eran repetidos, permanecen en las estanterías de las tiendas.

La rutina nos ha dominado, provocando cansancio y monotonía. Hemos dejado los paseos domingueros, las visitas a nuestros amigos, las reuniones, los proyectos y durante mucho tiempo permanecemos inmóviles frente a nuestro televisor. Hemos paralizado a la palabra y ya no están más las pequeñas pero maravillosas muestras de ternura que nos brindábamos mutuamente.

Señor, somos jóvenes todavía pero parecería que vamos cargando años de más y estamos dejando pasar las diversas oportunidades que aún la vida nos presenta. La desmotivación se hizo nuestra compañera en este camino de existencias paralelas y ya no luchamos como antes para alcanzar a dúo los objetivos de nuestra superación personal.

Por ello, hoy, tranquilos, acudimos a Tí para que nos ayudes a renovar y recobrar una historia de vida que deseamos con mucho fervor y mediante tu gracia, darle la fecundidad y continuidad que sólo Tú puedes hacer posible.



Gracias por haberme llamado y por haber acudido a Mí. Tómense de las manos, descansen que Yo les aliviaré la carga y llevaré vuestro yugo. Yo soy el Camino en el cual a partir de ahora transitarán con mi compañía. Falta todavía más tiempo para que compartan juntos muchos proyectos. El rocío de mi Espíritu los va a alumbrar y haré renacer en vuestros corazones un nuevo sentido para coronar la hermosa experiencia de vivir.

Permítanme que sea el centro de sus anhelos, que sea vuestro compañero de viaje en todos los momentos, que los guíe hacia pasturas abundantes y hacia el manantial inagotable en un bosque donde el sol aparece muy temprano.

Búsquenme diariamente a través de la oración, preséntenme vuestras plegarias expresándome las preocupaciones y angustias que debo solucionar. Abran su alma a la generosidad y fuerza de mi Palabra y aliméntense con mi comida celestial.

Un día, sin que se den cuenta, volverán a mirarse sin palabras, se re-descrubrirán nuevamente y mi presencia hará posible la cercanía del Amor. Ya no habrá caminos paralelos, caminarán juntos cantando aquella vibrante melodía que susurraban en su juventud y reposarán plácidamente en aquel lugar pérdido donde hace tiempo murmuraban sueños y esperanzas. Yo estaré ahí, sin que ustedes lo percaten y diré a mis ángeles que entonen la sinfonía que más prefiero para que vuestro amor quede enternecido en un abrazo perpetuo.

Vuelvan a decirse: SI, no teman expresar lo que sienten el uno al otro, vuelvan al compartir, jueguen, inicien un viaje, realicen tareas en reciprocidad, permanezcan bajo la sombra de un arbol solazándose con sus nietos, disfruten! pero siempre juntos. Respétense mutuamente aceptando y tolerando la individualidad y personalidad de cada uno, para que vuestro vínculo se enriquezca a pesar de las diferencias.

Cuando regresen al hogar, hagan una fiesta, inviten a sus seres más queridos y cuéntenles lo que ha sucedido. Renueven una vez más su amor, compartan la dicha y el gozo aún en medio de las dificultades que se presentarán. Oren y recen día a día para que se vean fortalecidos en la unión indestructible que un día se prometieron ante mi Presencia. Alégrense y vivan... Estoy con ustedes.

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